DEPORTES

Cuadros de costumbres

EL OTRO Deporte

África Egido

Miércoles 22 de octubre de 2014
Entré un lunes en aquel bar con acento castellano. De esos de larga barra, olor a aceitunas y un grupo de personas jugando al mus mientras sus chatos de vino presencian la escena.

En la pantalla de televisión, a su espalda y alejada de la mirada de todos, la retransmisión de un Nápoles-Milán se convertía en un adorno sólo destinado al primer vistazo de quienes se acercaban a la barra. El soniquete del fútbol parece formar ya parte de una cotidianeidad a veces tan enraizada que apenas percibimos su existencia. El fútbol de los domingos (ahora lunes, martes, miércoles...) ha dejado de ser un tópico para convertirse en una escena costumbrista.

A trás quedó aquel “¿Por qué? ¿Por qué los domingos por el fútbol me abandonas?”, que en los sesenta popularizó la granadina Gelu para reflejar una realidad más irritante que grata. Hoy nadie abandona a nadie. Ahora los campos se nutren de forofas adolescentes que disfrutan del deporte casi tanto como de los músculos de sus idolatrados, los bares anuncian precios especiales para acompañar con buenas tapas los partidos del siglo (que suelen ser cuatro o cinco al año) y los telediarios sobrevuelan los resultados deportivos para escarbar en los detalles que provienen de vestuarios, gradas o cualquier rincón alejado de los campos de juego. Las escenas han cambiado y los protagonistas también. Incluso son otros los ojos de quien lo vive. Ya no hay mocitas abandonadas los domingos ni jugadores aferrados al equipo de “sus amores”.

Pero el fútbol sigue siendo la escena costumbrista más pintada en nuestro país... aunque los bares se adornen un lunes cualquiera con un Nápoles-Milán. ◆