Tras veinte años de lucha, este martes se celebra en el juzgado de primera instancia 49 de Madrid la vista oral en la que se presentarán las pruebas de ADN que confirman en un 99,9% que Carlos Iglesias Rangel es hijo de Ernesto Koplowitz Sternberg (fundador de FCC). SIGUE
Con toda probabilidad, en los próximos días Iglesias Rangel pasará a ser considerado legalmente como el quinto hijo del empresario, padre por una parte de las conocidísimas hermanas Alicia y Esther –fruto de su matrimonio con Esther Romero de Juseu y Armenteros-, y por otra de Ernesto y Isabel Clara –nacidos de la relación anterior que el constructor mantuvo con Isabel Amores-.
Ha sido precisamente Ernesto Koplowitz, escritor de profesión y hermano mayor de las conocidas empresarias, el principal valedor de Carlos Iglesias Rangel en su lucha judicial por el apellido y por los beneficios económicos que la ley le otorgue. El escritor relata a Vanitatis cuáles fueron las razones que motivaron el apoyo a su hermano desde el primer momento en que conoció la historia sentimental de su padre con Albertina Rangel. Fruto de esa relación nació Carlos, que ahora tiene cincuenta y dos años y vive en Suiza, donde trabaja como funcionario. Ernesto a su vez es el primogénito de la saga. Aunque su madre Isabel Amores no se casó con el empresario, tanto él como su hermana Isabel mantuvieron una relación directa, estrecha y familiar con su padre. “Yo he disfrutado de su presencia hasta que tenía 16 años, que fue cuando él murió. El día que cayó del caballo y falleció yo estaba con él, explicó hace tiempo a Vanitatis”.
VANITATIS: Si no hubiera sido por su protección, Carlos Iglesias Rangel, su hermano, no habría conseguido su filiación. ¿Qué le llevo a darle ese apoyo?
ERNESTO KOPLOWITZ: Es un derecho de todos los hijos llevar el apellido de su padre. Las pruebas de paternidad a las que se sometió el año pasado, cotejando el ADN de nuestro padre y el suyo, otorgan un resultado de un 99,9% de fiabilidad. Y por lo tanto Carlos cambiará su apellido cuando reciba la sentencia.
- El año pasado se exhumó el cadáver de su padre de la cripta familiar por orden del juez con el consiguiente disgusto para sus hermanas Alicia y Esther. ¿No había otra manera de solucionar este asunto de una forma menos desagradable?
Si hubiéramos estado los cuatro hermanos de acuerdo no habría hecho falta, pero yo no tenía esa potestad y mis hermanas se opusieron.
- ¿Cuál fue su proceder para cerciorarse de que era su hermano?
Lo que hice hace muchos años fue ponerme en contacto con su madre, Albertina Rangel, a través del albacea de mi padre. Ellos vivían en Venezuela y ese fue el primer paso.
- ¿Y dónde fue el primer encuentro?
En Israel, en Haifa, donde vivía nuestra tía Carlota. Llegaron el chico y su madre y a partir de ahí me hice cargo de Carlos.
- Por tanto, la familia Koplowitz sabía perfectamente de la existencia de este chico y de su filiación...
Sí, por supuesto. Yo le pagué los estudios y después trabajó en la fundación Alicia Koplowitz durante un tiempo hasta que esta desapareció por falta de consenso y Carlos volvió a Suiza.
- ¿Por qué Carlos Iglesias tardó tanto en solicitar las pruebas de paternidad?
Porque al no facilitar las cosas mis hermanas consideró que no lo iba a tener fácil, pero ahí demostró el tesón y la fuerza que tenemos todos los Koplowitz. Siguió con su lucha y ahora lo ha conseguido.
- ¿Le ofreció usted hacerse las pruebas para allanar el camino?
Sí. Fue en 1992 y los resultados dieron un 85% de fiabilidad, pero no se sabe por qué causas se desestimó. Ahora, al cotejar con el ADN de mi padre, la coincidencia es del 99,9%. Le he dado todo mi apoyo porque es de justicia. Estaré presente en el juzgado en la vista oral de este martes. Mi padre estaría de acuerdo con esta decisión.
- ¿Sus hermanas Alicia y Esther han tenido trato con él?
A raíz de esta última demanda y, según me contó él, sí se han visto. Pero no estarán este martes en el juicio.