San Sebastián, Patrón del Ayuntamiento de El Casar
El Ayuntamiento de El Casar celebra el día de su Patrón
Este domingo se ha celebrado una austera ceremonia para conmemorar Día del Patrón del Ayuntamiento de El Casar
Por
REDACCION
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redaccionguadanewses/9/9/19
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
Con una misa a cargo del cura párroco de El Casar, el Ayuntamiento celebró el día de su Santo Patrón. La Corporación acudió a la misa representada por su alcalde y varios concejales, también acudieron varios empleados municipales e invitados como la diputada nacional, Encarnación Jiménez y el diputado provincial, Antonio Ruiz. Se trató de una sencilla misa dominical, en la que el cura párroco, Don Julián, se refirió en su homilía al cristianismo como fuente inspiradora y conductora del servicio público, al compromiso de servir al administrado y a las leyes. Ejemplificó esta virtud en el legado de San Sebastián y en su fidelidad a la Iglesia, a los principios cristianos, y al mismo tiempo al emperador. SIGUE
A pesar de la persecución a los cristianos, San Sebastián nunca dejó de lado sus principios por servir a Roma, aunque supo mantener la virtud y la fidelidad como funcionario del emperador. Es por ello que se le reconoce como Patrón de varios Ayuntamientos españoles, entre ellos, El Casar
La vida del Santo.-
Corría el año 288 cuando San Sebastián cumplía con la disciplina militar, aunque no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano quien lo obligó a escoger entre ser soldado o seguir a Jesucristo.
El Santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante el emperador, que lo daba por muerto, y aunque sorprendido, volvió a mandar que lo azotaran hasta morir, los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.