¿Yoko-Onos?

La pasarela ha sido la fuente principal de futuribles. Desde allí, grandes titulares otorgan a muchas el poder desestabilizar a deportistas, equipos e incluso ligas (nuestra Sara no fue la primera acusada de tan elevada hazaña). A otras, simplemente se les concede el honor de ser la más sexy de una competición, y desde tal podio eclipsan el trabajo en el campo de sus cónyuges. Dicen estos días que Melissa Satta, la novia del ex atlético Christian Vieri, tiene enamorada a toda Italia. Algo parecido a lo que sucede en Inglaterra, donde Amanda Harrington, la que fuera nombrada ‘aficionada más sexy del Liverpool’, pasea su nombre por la prensa deportiva por sus affaires -más o menos ciertos- con futbolistas como Jose Baxter (Everon) o Joey Barton (Newcastle).

A l otro lado del charco, cuentan que el mismísimo presidente de Uruguay, José Mújica, se ha referido a la novia de nuestro Diego Forlán como “un camión”. Cuando Christian Karembeau llegó al Madrid, apadrinado por su noviazgo con la wonderbra Adriana Sklenaríková, se abrió una caja de pandora que no ha llegado a cerrarse. Ahora son pensiones no pagadas, rupturas de portada o desnudos robados lo que acompaña las apariciones públicas de los jugadores. Pero, ¿y si sólo habláramos de deporte? Tal vez Victoria Beckham no lo consentiría...