La Columna de Andrés Aberasturi
Aquí se amontonan toda clase de escándalos, obscenidades cutres, corruptelas de andar por casa, y hasta parece que si los medios no sacan cada día algo nuevo, es que esto ni es democracia ni es “ná”
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
La democracia USA, tan llena de defectos como de virtudes, ha solucionado dos temas escabrosos por la vía rápida: a los aspirantes a cualquier cargo importante, les hacen pasar un examen previo ante el Congreso donde deben contestar y explicar hasta las capas del papel higiénico que usan; sobre el enojoso tema constitucional, lo resuelven sobre la marcha con la famosas “enmiendas”. En la Europa “bárbara” –la no latina- hay unas cuantas leyes que conviven con la vergüenza social y si se descubre que un alto cargo copió en un examen, pues dimite, se va sin que haga falta que le echen y aquí paz y después gloria. SIGUE
Y luego estamos nosotros, los de Sur –Francia incluida, pero sobre todo España e Italia- que hemos hecho de la democracia un espectáculo de varias pistas. Aquí pasa de todo y ni siquiera por su orden; aquí se amontonan toda clase de escándalos, obscenidades cutres, corruptelas de andar por casa corrupciones serias y hasta parece que si los medios no sacan cada día algo nuevo, es que esto ni es democracia ni es “ná”. Y no, claro.
Es cierto que vivimos un tiempo convulso. Pero la esencia del sistema democrático es el aburrimiento; una democracia seria tiene que ser aburrida porque los canales para el desagüe de las alcantarillas los limpian los que no vierten las aguas sucias. Sin metáforas: para que esto funcione, el poder judicial debe ser independiente, el legislativo debe legislar y el ejecutivo, gobernar. Aquí lo hemos convertido todo en una masa informe, lenta, cruzada de intereses y silencios cómplices. No quiero divertirme. Cómo echo de menos un poco de aburrimiento.
a.aberasturi