Los personajes ilustres de la Historia de José Luis Alguacil Rojo
Sigüenza tiene una deuda pendiente con Juan Martín, el Empecinado
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
1808, España es sacudida por una ola patriótica que arrastra a todos sus territorios, desde los Pirineos hasta las provincias americanas. Uno de estos territorios es la provincia de Guadalajara. En Agosto de 1809 se crea en Sigüenza, la Junta provincial de Guadalajara, como una forma de expresión del movimiento nacional, que organizaría la sublevación y las futuras acciones contra el francés. Es en este momento, cuando aparece en Guadalajara, la figura de uno de nuestros grandes héroes: Juan Martín “el Empecinado”. SIGUE
Fue Juan Martín, un hércules español, como le denominó con total acierto don Benito Pérez Galdós. Rápidamente el Empecinado se convirtió en el ideal de guerrillero español, y no es difícil imaginárnoslo con sus largas patillas unidas a un frondoso bigote al estilo zarista, tan de moda en esos años, y con un trabuco de viejas glorias pasadas en las manos.
La Junta provincial de Guadalajara, inmediatamente busca defenderse y, con total acierto, invita a el Empecinado a formar tropa en Guadalajara.
Se presentó el Empecinado en Sigüenza con una partida de unos 60 hombres de Caballería, todos mal vestidos y sin apenas armas. Pero el patriota pueblo seguntino, rápidamente se dispuso a vestir, armar y dar caballo a todo el que lo necesitaba.
Se juntó a esta partida , la de don Vicente Sardina y la de don Nicolás de Isidro, ilustres seguntinos que ,sin duda alguna se merecerían, un buen homenaje en la capital doncelina.
Más tarde se uniría también, el Regimiento de Tiradores de Sigüenza, que tantas glorias dio a nuestra provincia y a toda España .
Se convirtió de esta forma el Empecinado, en un constante incordio para los franceses, cortando suministros a las tropas napoleónicas, liberando pueblos y aldeas, apresando convoyes de víveres, dinero, y armas,… provocando tal desgaste a las tropas enemigas, comparable-permítaseme esta exageración- al destrozo que provocó el duque de Wellington a los franceses en Waterloo. Y es que, es tanto lo que debe esta provincia a este héroe, que bien se merece esta pequeña licencia por mi parte. Brihuega, Cifuentes, Guadalajara, Mandayona, Mirabueno, Jadraque, Atienza, Sigüenza y muchos otros pueblos fueron los que vieron dejarse la piel a este modesto guerrillero español, que estuvo al mando del regimiento de húsares de Guadalajara y llegó a ser Mariscal de Campo, pese a que las cadenas pesaran mucho sobre él, tanto, que por no romper su juramento a la Constitución de 1812, fue ahorcado, que no fusilado, en el cadalso, por el peor rey de la historia de España, Fernando VII.
José Luis Alguacil Rojo
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