Homenaje popular a la cabanillera Sabina Riofrío Romero coincidiendo con la celebración de su 100 cumpleaños
El Ayuntamiento de la localidad le rindió un sentido homenaje
Por
REDACCION
x
redaccionguadanewses/9/9/19
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
El municipio de Cabanillas honró a su vecina más longeva acompañando a la familia en la Eucaristía y la merienda celebradas el día de su cumpleaños; el 6 de abril.En representación del Ayuntamiento, el alcalde entregó a la homenajeada una cesta de flores y una placa conmemorativa. Jaime Celada puso a Sabina Riofrío como ejemplo de bonhomía y buena vecindad. SIGUE
Derroche de cariño, fuertes emociones, recuerdo y homenaje. Todo esto dejó en Cabanillas del Campo el domingo 6 de abril de 2014, día en el que Sabina Riofrío Romero celebró su 100 cumpleaños. Un siglo de existencia fecunda siempre ligada a Cabanillas. Es aquí donde Isabel –esposa de Pedro– dio a luz a Sabina en el año 1914. Fue aquí donde disfrutó de su más tierna infancia y juventud junto a sus 8 hermanos, y aquí contrajo matrimonio en 1942 con el también vecino del pueblo Víctor Herranz. En Cabanillas tuvo a sus cuatro hijos –Pilar, Luis, Alfonso y Félix–, y en Cabanillas continúa viviendo Sabina junto a uno de sus vástagos varones y la única hermana que le queda viva. Una cabanillera de ‘pura cepa’; una mujer sencilla y entregada, porque para ella la familia siempre fue lo primero. Una vecina tan longeva como querida, que de eso bien puede hacer gala.
Así quedó patente durante la Eucaristía de acción de gracias por el siglo de vida de Sabina que ayer llenó de familiares y amigos la iglesia de San Pedro y San Pablo. Oficiada por Luis Herranz Riofrío –hijo de la homenajeada– y concelebrada por ocho sacerdotes, fue una Misa sencilla y cargada de ternura, con momentos conmovedores como los que algunos de los 10 bisnietos de Sabina –hijos de sus 9 nietos– protagonizaron en el momento de las ofrendas. El primero entregó un manojo de espárragos –el fruto de la tierra que otrora sirvió de sustento a la familia Herranz-Riofrío–; la segunda una manta –símbolo de los cuidados que ahora precisa la abuela–, y la pequeña Ana –que ayer también cumplía años: 97 menos que su bisabuela– una fotografía de Sabina junto a su esposo ya fallecido.
La homenajeada siguió emocionada la ceremonia desde uno de los primeros bancos del templo, en la silla de ruedas en la que le han dejado postrada una mala caída y la posterior intervención de cadera a la que tuvo que ser sometida en diciembre del año pasado. De vez en cuando un familiar se acercaba a Sabina para enjugarle las lágrimas, que eran de felicidad. La misma que ha estado presente en tantos instantes de la larga vida de esta cabanillera, aunque tampoco todo ha sido un camino de rosas. “Nuestra madre nació en una casa pobre y en un contexto económico y social muy complicado. Pronto tuvo que salir a servir a casas del pueblo, hasta que se casó en 1942 con mi padre, miembro de una familia también humilde con 11 hermanos”, rememoraba el hijo sacerdote de Sabina durante la homilía. A modo de semblanza, Luis Herranz destacó de su madre la sencillez con la que ha vivido, su fe inquebrantable y la entrega con la que siempre ha recompensado a los suyos. “Con errores, con dificultades, pero con ilusión y siempre con una meta clara: cuidar de su familia”, remachó.
Homenaje institucional y popular
Tras la emotiva celebración llegaron los homenajes. En nombre del Ayuntamiento de Cabanillas del Campo fue su alcalde, Jaime Celada, el encargado de rendir tributo a la centenaria con la entrega de una cesta de flores y una placa conmemorativa. El regidor –que asistió a la Eucaristía acompañado por los concejales Estela Iturregui, Antonio Ruiz y Julián Rodríguez– puso en valor actos como el que el domingo se celebró en la localidad “por lo que tienen de agradecimiento y recuerdo hacia nuestros mayores”. Asimismo, Jaime Celada puso a Sabina Riofrío como ejemplo de bonhomía y buena vecindad, “lo que le ha hecho merecedora del cariño de multitud de cabanilleros”. También hubo homenaje popular, con la entrega de un libro de firmas en el que, durante los últimos días, decenas de vecinos han ‘rubricado’ el afecto que profesan a la centenaria.
Y con muy buen sabor de boca terminó la jornada, gracias a la merienda con la que la familia de Sabina quiso recompensar el calor con el que le arroparon sus paisanos el día en el que cumplió 100 años.