Personajes ilustres de nuestra historia, de la de Guadalajara
Juan Bravo vivió su infancia por las calles de Atienza
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
Paseando por las calles de la noble villa de Atienza, cosa muy recomendable si se quiere conocer la grandeza y realeza de nuestras heroicas tierras castellanas, encontramos un extraordinario caserón castellano con un enorme blasón en su fachada, que nos indica que en lejanos tiempos, alguien relevante lo habitó. Pues bien, el caserón en cuestión perteneció a la noble familia Bravo de Laguna, quizá dicho así, el nombre no les diga nada. SIGUE
Pero si les menciono que a esta nobiliaria familia perteneció el capitán Juan Bravo, el famoso comunero, el cuento seguro que ya les empiece a sonar.
Pues sí señores, don Juan Bravo era atencino. La historia comienza cuando los padres de nuestro comunero, Gonzalo Bravo de Laguna y María de Mendoza, provenientes de Berlanga de Duero, deciden residir en la Villa de Atienza.
La gran mayoría de las tierras de los Bravo de Laguna se encontraban entre la Ciudad de Sigüenza y Atienza. Según dicen las crónicas, la familia llegó a Atienza alrededor de 1475 y permanecieron en ella hasta cerca de 1490. Durante su estancia en Atienza, el matrimonio tuvo dos hijos entre los que se encontraba nuestro personaje. La infancia de Juan transcurrió con normalidad en Atienza, y es al cumplir la mayoría de edad, cuando don Juan entra a servir a la reina Isabel la Católica.
Al morir la reina en 1504, Bravo es cesado y decide residir en la ciudad de Segovia, donde se casa con Catalina del Río, con la que tuvo tres hijos, Gonzalo, María y Luis.
Catalina murió prematuramente en 1514, y en 1519 en segundas nupcias, don Juan se casa con María Coronel, hija ésta del Regidor de Segovia. En octubre de 1519, don Juan es nombrado Regidor de Segovia y jefe de las milicias segovianas, cargo que le traerá grandes responsabilidades.
En 1520 la situación de Castilla comienza a enrarecerse debido a la designación de Carlos de Habsburgo, como legítimo heredero del trono castellano. Esta designación sienta muy mal en la mayoría de los estamentos castellanos que piensan que la llegada de una corte flamenca desplazará sus intereses, y los grandes mercaderes castellanos del sector textil, ven peligrar su posición por el potente mercado holandés.
La chispa que hizo saltar por los aires este castillo de naipes, saltó en Santiago de Compostela donde el Rey convoca cortes para pedir financiación para un viaje en el que será nombrado Emperador Del Sacro Imperio Romano Germánico. La gran mayoría de procuradores se opone a ello, pero finalmente se otorga a Carlos el servicio. Esto provocó una gran indignación en toda la meseta castellana, lo que supuso varios levantamientos anti señoriales.
Es en este momento cuando reencontramos a nuestro héroe castellano Juan Bravo. Al enterarse don Juan de los hechos de Santiago, Bravo se pone al frente de sus mesnadas y se levanta contra el procurador de Segovia. Tras ello don Juan se hace con la ciudad y coordinará desde allí los movimientos de los sublevados en otras ciudades junto con los otros dos famosos comuneros, Padilla y Maldonado.
Pero el golpe de gracia les llegaría el 23 de abril de 1521 en la llamada batalla de Villalar, donde las tropas comuneras sufrieron una gran derrota y para más desgracia cogieron prisioneros a los valientes capitanes Bravo, Padilla y Maldonado.
Este hecho significó descabezar al movimiento y nunca mejor dicho, ya que nuestro atencino predilecto y sus dos compañeros fueron decapitados en un cadalso situado en la plaza mayor de Villalar. Pura Historia.
José Luis Alguacil Rojo