Sabemos que estamos metidos de lleno en el fango electoral. Pero no es de recibo la situación vivida esta semana en la capital. Recordó a ese capítulo del Quijote en que varios comensales querían presidir una mesa.
Finalmente, uno de ellos aseveró que no importaba quién se sentase en la cabecera, porque él seguiría presidiendo la mesa desde cualquier ubicación. El caso es que se firmó el viernes pasado en Guadalajara un protocolo de colaboración para levantar el Palacio de Congresos. Muchos lo han definido como papel mojado. Lo que está claro es que ahí el único que ha puesto algo es quien no fue invitado a hacerse la foto. El alcalde Antonio Román cedió unos terrenos valorados en más de cuatro millones de euros en un sitio inmejorable. Sin embargo nadie se acordó de él ¿o sí?
La clase, como la elegancia o la educación se tiene o no se tiene, esto diferencia a una persona de un animal de bellota. Gracias a Dios, no todo en la vida es el dinero.