Turno de Portugal

El presidente del gobierno portugués dimitió. Las agencia de rating disminuyeron las calificación del país. El interés que Portugal pagaba por su deuda pública fue aumentando. Cuando superó ampliamente ese 5%, entendieron que era insostenible no solicitar lo que llamamos rescate, y así lo han hecho hace unos días.

El importe que se está manejando es de unos 80.000 millones de euros, aunque variará. Lo que ya ha sido adelantado, como en Irlanda y el Grecia, es que será necesario poner en marcha medidas que ya han anticipado que deberán ser más duras que las propuestas por el gobierno portugués y rechazadas por la oposición.

Estas medidas son impopulares. En Grecia llevan meses de huelgas, manifestaciones, y violencia en las calles protestando contra los recortes impuestos desde la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Igualmente, tanto Grecia como Irlanda están discutiendo el tipo de interés con la intención de disminuirlo, y el plazo para aumentar el período de devolución del dinero del rescate.

Mientras tanto, el Banco Central Europeo ha subido los tipos de interés. Esto es un hecho sumamente relevante por la señal que significa. El BCE está más preocupado por la inflación que por la posible quiebra de varios países de la Unión.

No hay mucho que decir. Simplemente debemos tomar nota y hacer los deberes. Por mucho que el BCE mantenga los tipos de interés al 1%, o incluso los sitúe en el 0%, eso no arregla el déficit público crónico y la eventual quiebra si esa es la política que un país decide mantener.

Yo creo (o quiero creer, no lo sé bien) que España no será rescatada. Por ahora, los mercados están relativamente tranquilos con nuestra Deuda Pública, pero debemos ser conscientes que si hemos perdido la política monetaria, lo único que nos queda es ser rigurosos con la política fiscal.

Si nuestros tipos de interés superan el 5% ampliamente, tendremos que pedir el rescate. Entonces se nos impondrán las medidas que consideren conveniente. Espero que una de ellas sea la limitación del gasto público, y no sólo el estatal, sino principalmente el autonómico y local. Si es así, quizá sea beneficioso nuestro rescate. Pero, ¿no podemos hacer esto voluntariamente? Supongo que no, porque el decisor es precisamente la casta política, y esto se llama inmolación, y pocas personas son capaces de llevarlo a cabo, y desde luego no la clase política española.