La presidenta de Grupo de Desarrollo Rural FADETA, Montserrat Rivas, ha mostrado hoy en la inauguración de la restauración del Museo de Tapices de Pastrana “su inmensa satisfacción” porque este patrimonio alcarreño “de incalculable valor artístico e histórico luzca impecable, donde debe hacerlo, aquí, en nuestra tierra”.
En el acto estuvieron presentes la presidenta regional, Dolores de Cospedal, el obispo de la Diócesis Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, la presidenta de la Diputación, Ana Guarinos, y el alcalde de Pastrana, Ignacio Ranera, entre otras personalidades.
Rivas ha definido esta mañana como “magistral y adecuada a los tapices que va a exponer en él” la remodelación del edificio que se ha llevado a cabo según el proyecto del arquitecto Francisco Jurado. “Su inauguración lo convierte en un reclamo turístico de primer nivel para Pastrana, pero también para muchas otras localidades del Tajo-Tajuña que serán visitadas con este impresionante Museo como puerta de entrada”, afirma.
La presidenta de FADETA destacó en su intervención en el acto inaugural los dos puestos de trabajo directos que ha generado la apertura del Museo, y también el beneficio que traerá consigo para el empleo comarcal “los visitantes que día tras día vendrán a Pastrana, y por tanto al Tajo-Tajuña y a la provincia, a admirar los tapices”.
Rivas destacó asimismo la colaboración entre la Junta y FADETA a lo largo de los años, personalizando su agradecimiento en la consejera de Agricultura, María Luisa Soriano, también presente en el acto; y subrayó la labor en favor del desarrollo rural que lleva a cabo la Diputación Provincial, con su presidenta, Ana Guarinos, a la cabeza, como la “única Diputación de Castilla la Mancha que aporta fondos a los GDRs”. Rivas terminó su intervención recordando que el objetivo último de FADETA es el de lograr que “quienes viven en los pueblos tengan las mismas opciones que los que viven en las ciudades, así que, por favor, presidenta, continúa apoyando al medio rural”, dijo, dirigiéndose a Cospedal.
FADETA, consciente del potencial del proyecto para el emprendimiento en la comarca a la que sirve, lo apoyó desde su génesis. En junio de 2012, el Grupo de Desarrollo Rural aprobó en Junta Directiva una propuesta de sus servicios técnicos que le daba luz verde a una subvención de 200.000 euros destinada a la ejecución material de las obras de restauración en el Museo de Tapices. La cantidad fue la máxima que el Grupo puede conceder a una empresa de esta envergadura, que ha costado 782.000 euros.
En aquella misma Junta, FADETA nominó el de la restauración del Museo de Tapices de Pastrana como Proyecto de Interés Regional (PIR).
Posteriormente la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural de la Junta de Comunidades ratificó ambas decisiones, calificando definitivamente la restauración del Museo de Tapices como PIR. El “sí” de Agricultura añadió otros 330.000 euros procedentes de fondos europeos para el desarrollo rural, reservados para la ejecución de PIRs, a los ya comprometidos por FADETA con un Museo que “reúne todos los requisitos que exige un programa de desarrollo rural para adquirir tal consideración, puesto que genera empleo directo, y recupera y pone en valor un patrimonio histórico de valor incalculable”, explica Jesús Ortega, gerente del GDR.
Por otra parte, a comienzos de 2012 se inició el expediente para declarar la Iglesia Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Pastrana -sede del Museo de los Tapices- Bien de Interés Cultural (BIC), un paso importante acceder a los fondos del 1% Cultural, procedentes del Ministerio de Cultura. El Gobierno de Castilla-La Mancha la declaró Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de monumento, el día 30 de junio de 2013.
El proyecto
El museo está ahora a la altura de la colección de tapices de Pastrana y del celo profesional y amor por el arte y su tierra de quienes los conservaron en el magnífico estado en el que nos han llegado desde finales del siglo XV, cuando fueron confeccionados en los telares de Paschier Crenier de Tournay (Bélgica), hasta la actualidad.
El proyecto del Museo en la Colegiata de Pastrana es obra de Francisco Jurado, un arquitecto de reconocido prestigio que ha trabajado en la restauración de edificios históricos emblemáticos, por ejemplo en Lorca. La idea, ahora ejecutada, de Jurado ha duplicado los espacios disminuyendo la altura de la planta baja anterior para cedérsela a la primera o bajo cubierta. El arquitecto ha definido dos ambientes de parecida estatura, ambos accesibles a través de escaleras y ascensores, en los que se expone la colección de tapices.
La planta superior comunica con la sala en la que se muestra al visitante la orfebrería, los cálices y las reliquias de Santa Teresa de Jesús. El conjunto cuenta con condiciones museísticas del siglo XXI. Los tapices se exponen en unas condiciones ambientales precisas para mantener su inmejorable estado de conservación.
Los tapices
La enorme influencia de algunos de los personajes históricos que vivieron en La Alcarria hizo posible que, durante dos de los periodos más sobresalientes de la civilización occidental, Renacimiento y Barroco, la villa se fuera llenando, poco a poco, de un sinfín de utensilios litúrgicos que son verdaderas joyas, prendas personales de inmenso valor, documentos que pudieron ser claves en un determinado momento de la historia y ejemplares únicos de pintura y escultura sacra que forman parte de los fondos museísticos de la Colegiata de Pastrana.
De todo lo expuesto, son los tapices de la colección de Alfonso V de Portugal los que gozan, con toda justicia, de mayor fama, junto con otras piezas de consideración como es el caso de la talla de un cristo tardorrománico, del siglo XIV, que se erige en el vestíbulo, procedente, casi con toda seguridad de la primitiva iglesia de los calatravos, levantada en aquel mismo lugar durante los años de la repoblación.
Restaurados magistralmente por la Fundación “Carlos Amberes”, los tapices de Pastrana constituyen un ejemplo único dentro de esta disciplina artística y un claro exponente del periodismo de la época, ya que son contemporáneos al rey Alfonso V de Portugal y narran las batallas de la conquista de las plazas del norte de África de Arcila y Tánger por parte de este monarca.
Muchos expertos aseguran que la de Pastrana es la mejor colección de tapices del mundo en estilo gótico flamenco. Se tejieron en Flandes por encargo de la Casa Real portuguesa y, según algunos historiadores, fueron tomados como botín en la batalla de Toro (1476). Otros estudiosos, sin embargo, sostienen que fueron un obsequio personal del rey portugués al gran Cardenal Mendoza. Lo que sí es constatable es que pasaron a ser propiedad de la familia y tras el matrimonio de doña Catalina Mendoza Sandoval con el cuarto duque, don Rodrigo de Silva, llegaron a Pastrana.
La Colegiata se convirtió en sede de los tapices al no poseer el duque espacio para colgarlos en el Palacio Ducal, con lo que decidió legarlos al templo con la condición de que se sacaran cada año a las calles para embellecer la villa con motivo de la procesión del Corpus Christi. Su deseo se cumplió durante mucho tiempo.
Los cinco tapices flamencos expuestos en el Museo Parroquial de la Colegiata de Pastrana cuya conservación curativa y difusión ha impulsado la Fundación Carlos de Amberes pertenecen a dos series distintas: la serie de cuatro tapices sobre la Conquista de Arcila y Tánger por las tropas de Alfonso V de Portugal - “El Desembarco de Arcila”, “El Cerco de Arcila”,” El Asalto de Arcila”, “La Toma de Tánger” – y la de dos tapices sobre la toma de Alcázar Seguer, también por Alfonso V – de esta serie se expone de momento un solo tapiz, “La Entrada en Alcázar Seguer”, puesto que el otro “Cerco de Alcázar Seguer” continúa en fase de restauración.
La primera, datada entre 1472 y 1475, constituye uno de los ejemplos más espectaculares en el arte del tapiz del siglo XV, tanto por su tamaño (miden aprox. 4 m. de alto x 11 m. de largo cada uno) como por su excepcional calidad técnica. Se supone que fueron elaborados en la ciudad de Tournai, probablemente en el Taller de Passchier Grenier.
Ambas series de tapices flamencos fueron concebidas para exaltar el poder y la gloria del monarca portugués como conquistador y defensor de la Fe. En concreto, los cuatro tapices que forman la serie sobre Arcila y Tánger, son considerados como la mejor colección en estilo gótico del mundo. Además constituyen uno de los escasos ejemplos que existen en tapicería en mostrar hechos contemporáneos.
Podrían ser el equivalente en nuestros días, a un reportaje fotográfico; nos describen fantásticas crónicas de guerra, pobladas de personajes, acción y curiosos detalles.
Su alta calidad estética y valor histórico, así como el hecho de su origen flamenco, llevaron a la Fundación Carlos de Amberes a invertir 6 años de esfuerzo en restaurar y difundir estos paños que se encontraban en muy mal estado de conservación.