Los empresarios turísticos del Geoparque conocieron los secretos geológicos de la Sierra de Caldereros

El proyecto del Geoparque de la Comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo nació con unos objetivos y unas líneas de acción muy claras. En su extenso territorio se identifican dos zonas: Una definida por el Parque Natural del Alto Tajo donde, desde su declaración, en el año 2000, se han realizado una serie de actuaciones relacionadas con su protección, conservación, puesta en valor, señalización y promoción; y la otra, situada al norte de la comarca, que alberga numerosos tesoros naturales, geológicos y culturales, pero en la que apenas se ha actuado en este sentido. El Geoparque nació con vocación de convertirse en una herramienta de desarrollo para toda la comarca, que sirviera, además, para trasladar esas líneas de trabajo que se vienen desarrollando en el Parque Natural al resto de su territorio.

Dentro del programa formativo que se está desarrollando desde el Geoparque para dar a conocer los diversos valores de su territorio entre los empresarios turísticos -a la postre, los principales prescriptores de turismo entre los visitantes de este territorio- se organizó una visita a uno de los tesoros que alberga esta zona norte, menos conocida del Geoparque: La Sierra de Caldereros.

Declarada monumento natural en el año 2005, fue uno de los primeros lugares en los que se actuó cuando el territorio preparaba su candidatura para integrarse en la Red Europea y Mundial de Geoparques, trazando entre sus escarpes y laderas una de las Geo-Rutas que se unía a las nueve ya existentes en el Parque Natural, con la correspondiente señalización homologada y la instalación de paneles explicativos.

Precisamente, desde uno de los puntos más altos de la ruta se puede observar una hermosa panorámica de los páramos, lagunas, pequeños municipios y elevaciones de esta parte norte de la comarca.

El geólogo del Geoparque, José Antonio Martínez, dirigió a una quincena de hosteleros procedentes de distintos puntos del Geoparque por las distintas paradas de la ruta, en las que tuvieron la oportunidad de descubrir cómo se formó el particular paisaje de areniscas y conglomerados de esta sierra hace más de 240 millones de años, a lo largo del Triásico Inferior. Durante este periodo, este territorio estaba gobernado por amplios valles por los que discurrían los cauces de distintos ríos, a los pies de montañas erosionadas, que en periodos anteriores formaron cordilleras tan altas como el Himalaya. Las corrientes de agua de estos ríos arrastraron los sedimentos procedentes de la erosión de esas cordilleras, dando lugar a las rocas areniscas y conglomerados de esta sierra.

El geólogo les explicó que este tipo de roca nunca se pliega, como sí ocurre con las calizas o cuarcitas, de las que tenemos ejemplos de espectaculares pliegues en varios enclaves del Geoparque, como Cuevas Labradas o Checa y cómo las areniscas de Caldereros se inclinaron hacia el sur, durante la orogenia Alpina, a consecuencia del movimiento de una falla.

También desveló a qué se deben las singulares formas que adquieren estas rocas a lo largo de la Sierra, algunas de las cuales tienen forma fungiforme o de seta, a consecuencia de la existencia de capas con distinta resistencia a la erosión y por la influencia de los fenómenos meteorológicos y la erosión.

Además, los participantes aprendieron cómo se formaron los conglomerados de cuarcitas y vieron “in situ” las huellas en forma de puntos que quedan grabadas en esas cuarcitas como efecto de la presión. Martínez les explicó que el color rojizo de estas rocas se debe a la oxidación del hierro, lo que aporta datos de la temperatura a la que estuvieron sometidas en otro tiempo geológico en el que el clima era mucho más cálido y seco, pero con periodos de fuertes tormentas.

Una de las mejores vistas de la Sierra de Caldereros es la que preside el Castillo de Zafra. Edificado sobre una roca, representa uno de los ejemplos más característicos de la integración entre geología y arquitectura del Geoparque. Este castillo, que protagoniza varios episodios de la historia del Señorío, fue reconstruido gracias al empeño de un particular, D. Antonio Sanz Polo.

La visita concluyó, al caer la tarde, en la laguna de Honda, cerca de Campillo de Dueñas, que forma parte del sistema de lagunas, lagunazos, balsas y navajos de la cuenca de Gallocanta, uno de los principales humedales de Europa por su importancia para las aves acuáticas, reconocido como zona LIC y ZEPA por la Red Natura 2000. Tal y como desveló el geólogo y en contra de lo que pudiera parecer, no se trata de una laguna endorreica, ya que está drenada por las ramblas que desembocan en el río Mesa.