Los jefes de la cárcel donde está Isabel Pantoja creían más lo que contaban en 'Sálvame' que a Maribel Cabello, una funcionaria con treinta años de carrera.
La directora de la cárcel de Alcalá de Guadaíra dimitió dos veces
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REDACCION
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redaccionguadanewses/9/9/19
jueves 09 de julio de 2015, 08:24h
Los problemas comenzaron antes de que Isabel Pantoja llegara a la prisión de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) para cumplir sus dos años de condena por blanqueo de dinero. Había demasiados periodistas en la puerta de la cárcel y la directora no podía echarlos. Apenas tres días después, saltó la primera denuncia de un supuesto trato de favor: habían pintado su celda. De fondo, una guerra interna que ha durado nueve meses.
"Si creéis lo que están diciendo, tenéis que cesarme. O mejor, pongo mi cargo a vuestra disposición, lo dejo”. Era noviembre de 2014, Isabel Pantoja llevaba unos días ingresada en la cárcel de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) y la directora de la prisión, Maribel Cabello, funcionaria pata negra y al frente de la cárcel de mujeres desde hace once años, anunciaba a sus superiores en Madrid que quería dejar su cargo. Lo que se estaba diciendo en algunos programas de televisión era que la directora daba un trato preferente a la cantante y que había ordenado pintar la celda de la nueva y mediática reclusa. Incluso que le habían colocado un colchón nuevo. Fuentes que han seguido todo el caso Pantoja afirman que la directora de la cárcel “se sintió cuestionada y nada respaldada, desde antes incluso de que llegara Pantoja”.
El primer recado que recibió la directora de Alcalá de Guadaíra, explican, fue que “hay demasiadas cámaras y periodistas a la entrada de la cárcel”. La funcionaria explicó a sus superiores en Madrid que los reporteros estaban en suelo público, en la calle, y que ella no podía hacer nada para que se fueran. Los presos mediáticos generan problemas en las cárceles (reclusos que quieren hacerse amigos, hacerles fotos, generar incidentes, minutos de fama). Un preso aseguró que Luis Bárcenas le había regalado unos pantalones; otro, que Montserrat Corulla (implicada en el caso Malaya y amiga del exalcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón), había recibido un chándal de marca de regalo y Julián Muñoz incluso vio en la televisión de su celda como se anunciaba su (falso) traslado en ambulancia por problemas de salud.
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