Revista de Prensa
A Mariano Rajoy le llaman guapo
La noticia de la Convención estaba en el entusiasmo de un partido que sabe que le queda poco para gobernar
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
Curri Valenzuela.- «!Guapo…!», gritaron dos malagueñas al presidente del Partio Popular cuando entraba en la Convención Nacional de su partido. Mariano Rajoy, que recuerda que le han llamado de todo pero eso nunca, no se dio por aludido y se dispuso a ser aclamado por los suyos. Como el cambio ya comenzó hace unos meses, una larga primera fila estaba llena de presidentes autonómicos populares; en la segunda se sentaban los alcaldes de la gran mayoría de ciudades españolas, también del PP. José María Aznar le abraza cada vez que le ve; Rodrigo Rato arriesga que le digan que se mete en política por ir hasta Málaga a apoyarle y los varios miles de personas que llenaban el Palacio de Ferias se dieron de codazos por acercarse hasta él y ser reconocidos: desde los diputados que aún no saben si van a repetir hasta los simpatizantes que se conformarían con una dirección general, pasando por los que de pronto han caído en que Mariano Rajoy es alto y casi rubio y de ojos azules. SIGUE
Mis colegas de los medios de comunicación se quejaron de las pocas noticias suministradas en esta Convención de los populares, en la que no se dio a conocer el programa electoral del PP, como algunos esperaban. Por una vez no creo que llevaran razón: la noticia de esta Convención estaba en el entusiasmo de un partido que sabe que solo faltan cinco semanas para cosechar una gran victoria electoral. Y el discurso que pronunció su líder, abriéndose paso entre ovaciones, parecía ya el discurso de investidura del presidente del Gobierno que todos los presentes pensaban que será en breve. Ni falta le hacía a Mariano Rajoy bajar aún a lo concreto de lo que será su futura gestión al frente del Ejecutivo.
Así que lo más comentado en los recesos fue el resultado del aplausómetro que entretiene este tipo de cónclaves: después del líder, Soraya Sáenzde Santamaría y María Dolores deCospedal: la gran sorpresa, la frescura del discurso del presidente extremeño JoséAntonio Monago; la más asediada en los pasillos, Esperanza Aguirre; lo más celebrado, las constantes referencias a lo del ministro de Fomento. Ya nadie critica a José Luis Rodríguez Zapatero, ni siquiera al candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba: todas las chanzas iban dirigidas hacia José Blanco. «Si cuando esta tarde volvéis a casa os encontráis a un ministro en una gasolinera, sabed que se trata de un asunto privado», se burló desde el podio el dirigente de los populares andaluces, Javier Arenas.