Cuando nació, le pusieron el mismo nombre que a un hermano de su padre que había muerto luchando en las filas del Estado Islámico en Siria. Cuando cumplió un año, sus padres decidieron dejar Granada y llevárselo con ellos a tierras del califato. La Guardia Civil detuvo a los tres cuando estaban a punto de salir de España. Hoy, el crío crece en la cárcel junto a su madre, una española conversa al islam.
Nació en un hospital de Granada casi con un Corán y un Kaláshnikov bajo el brazo. Sus padres, Choukri y Sara, le pusieron el nombre de un familiar que murió luchando por el Daesh en Siria. Los tres dejaron el 16 de abril su casa en España para, según las investigaciones de la Audiencia Nacional, viajar a Marruecos y luego a Siria, donde iban a unirse al Estado Islámico. La Guardia Civil frustró los planes de los padres y los detuvo a todos en el puerto de Algeciras (Cádiz). Desde entonces, el bebé, que ya tiene 15 meses, crece junto a su madre en un módulo especial de la cárcel de Aranjuez a la espera del juicio contra ellos, acusados de integración en grupo terrorista.
Los investigadores de la UCE 2 (Unidad Central Especial 2, de lucha contra el terrorismo internacional) de la Guardia Civil llevaban casi dos años siguiendo los pasos de Choukri El Haddouchi, un marroquí con antecedentes por una pelea violenta y un hurto, y su pareja española, Sara Vallejo, nacida en 1993, en la llamada operación Sable. Choukri es uno de los nueve hermanos de una familia de Tetuán educada sobre los preceptos más radicales del islam. Su hermano mayor fue el primero en enrolarse en la guerra santa. Pronto consiguió convertirse en el número dos de su katiba (grupo de combatientes) del Estado Islámico en Siria y en“figura relevante”, bajo el nombre de Abu Jafer, del grupo terrorista y para otros muyahidines, hasta que murió en combate en 2014.
El segundo de los hermanos El Haddouchi, Achraf, que apenas había cumplido la mayoría de edad, siguió sus pasos y abandonó Marruecos para continuar con el legado de su familiar. Por su parte, su hermano Choukri, que estaba a punto de ser padre en Granada, rindió homenaje al fallecido poniendo su nombre al crío que nacería en abril de 2015, en un gesto que según el sumario del caso representa la “sacralización del mártir”.
El segundo hermano en Siria, Achraf, hablaba por teléfono a menudo con Choukri para contarle su experiencia en la guerra. Los mensajes que intercambiaron los dos hermanos mayores de Choukri con este mientras estaban en Siria describen el clima bélico en el que iban haciendo progresos: “Aquí se cortan cabezas como pollos”, explicaba uno de ellos a su hermano en España. “Si mueres por la causa de Dios, es la vida”, se dice en otras de las conversaciones de la familia.
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