Mató a sus tíos y a sus dos sobrinos. Y mientras lo hacía, entre las siete de la tarde y las dos y media de la madrugada del 17 de agosto, Patrick Nogueira fue disfrutando y narrando en directo a su mejor amigo lo que hacía. Le envió un centenar de mensajes escritos donde hablaba del trabajo que le costaba trocear los cuerpos y las ganas que tenía de matar a su tío, su última víctima, para comerse un bocadillo de atún. (“Me lo merezco”, le escribe a su amigo). Al otro lado del móvil, en Brasil, Marvin Henriques le fue animando y recibió una veintena de imágenes donde su amigo posaba con los cadáveres y los charcos de sangre.
La policía brasileña acaba de enviar a España el contenido de esos macabros mensajes donde dos niños bien juegan a matar. Patrick Nogueira, el asesino confeso de sus tíos y sus dos sobrinos en Pioz (Guadalajara), ha asegurado en sus declaraciones ante la Guardia Civil y el juez que no recuerda cómo apuñaló a sus cuatro familiares y descuartizó los cuerpos de los dos adultos, pero los mensajes que envió a su amigo Marvin Henriques por Whatsapp mientras cometía la matanza están plagados de macabros detalles y fotografías que el joven brasileño, de 19 años, compartió en tiempo real con su interlocutor: “Ahora ha llegado el mejor momento: descuartizamiento”, escribió Nogueira desde el chalé de su familia el pasado 17 de agosto después de matar a su tía Janaína Santos y a sus dos hijos, Carolina, de cuatro años, y David, de catorce meses.
La conversación entre ambos empezó sobre las siete de la tarde. Patrick estaba en la casa con los tres cadáveres de su tía y sus sobrinos, esperando a que llegara al domicilio su última víctima, su tío Marcos Campos, el hombre que lo acogió en Torrejón de Ardoz (Madrid) en marzo y le permitió vivir con él y su familia cuando el joven buscaba rehacer su vida e intentar labrarse una carrera como futbolista.
“Lo dejo desangrándose y me hago un atún con pan, porque me lo merezco”, escribió el asesino en otro de los Whatsapp que envió a Marvin, encarcelado ahora en Brasil y acusado de aconsejar a Patrick durante los crímenes y encubrirlo posteriormente. DOS PIZZAS La Guardia Civil descubrió que Patrick llegó a Pioz en autobús desde Alcalá de Henares (Madrid) sobre las tres de la tarde del 17 de agosto. Antes, compró dos pizzas, que se fue comiendo durante el camino. Ya tenía claro lo que iba a hacer: el joven llevaba semanas rumiando su matanza: “Cada vez que iba al Carrefour de Alcalá, veía el autobús con el nombre de Pioz. Yo tenía en mi cabeza la idea de que tenía que ir”, explicó en su declaración.
En su mochila llevaba todo lo necesario para cometer los asesinatos. Dos días antes había comprado un cuchillo, bolsas de basura y cinta americana en dos centros comerciales de Alcalá de Henares. Su tía Janaína, que cuidaba de los niños mientras su marido trabajaba en un restaurante, le abrió la puerta y lo dejó entrar. Según se desprende de los mensajes que Patrick envió a Marvin, el joven degolló primero a la mujer en la cocina.
La segunda en morir fue la niña, Carolina. Luego acabó con la vida del bebé, David. Con los tres cuerpos sin vida en la cocina, y después de trocear el cadáver de la mujer, el joven asesino empezó a dar testimonio gráfico de sus atrocidades. Patrick envió al menos veinte fotografías de los cadáveres y el lugar de los crímenes a su amigo Marvin. Esta revista ha tenido acceso a algunas de esas violentas imágenes que el joven compartió con su amigo y acabaron en manos de la policía brasileña.
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