Con el cortejo fúnebre de la sardina, y su posterior quema, y la merienda, basada en patatas asadas y sardinas, terminaron en la tarde de ayer los actos del carnaval. Antes, en el jovelardero, los niños y niñas, y algún mayor, habían cumplido la tradición de romper los pucheros, como hizo Roberto Alonso, a la vera de su bisabuelo, el veterano pero animoso, Mariano Alonso.
Después, los mozos de Pareja rifaron el gallo y el conejo, antes de que los vecinos de la villa se marcharan a comer al merendero el menú típico de aquel día, basado en tortilla y embutido, con piñas y brazos de gitano de postre. Para el sábado quedaba la parte más novedosa de la fiesta, con los bailes de disfraces que se han hecho habituales en muchas localidades, y también en Pareja. Decenas de niños se acercaron a la Plaza Mayor ataviados con todo tipo de atuendos. Hubo concurso, con premios para las distintas categorías, merienda y divertidos juegos con regalos para todos los participantes. Por la noche, también hubo concurso de disfraces para los mayores, con baile incluido, que amenizó el dúo Salados, en el Centro Social. Los dos fueron convocados y organizados por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Pareja.
Desde hacía unas semanas, los niños del Colegio Virgen de los Remedios habían estado fabricando la sardina para quemarla, como es costumbre en Pareja, ayer, Miércoles de Ceniza. La habían fabricado, con cartón y pintura, en el taller de manualidades que se imparte semanalmente como actividad extraescolar.
Después de la misa del Miércoles de Ceniza, parejanos y parejanas de todas las edades, se acercaron al patio del colegio para subirla a unas parihuelas, y salir, en cortejo fúnebre, por las calles del Molino, Matadero, Fuente del Oro, Palacio, de la Alegría, Plaza María Cristina, Mediavilla y Plaza Mayor.
Una vez que el cortejo fúnebre llegó a su destino, la sardina fue empujada de sus angarillas al fuego, donde se consumió en un santiamén. A renglón seguido, y en la misma Plaza, en el soportal del Poyo La Fruta, los parejanos y parejanas compartieron unas sardinas y patatas asadas en la lumbre, hasta cincuenta kilos entre unas y otras, regadas con un trago de vino de la bota.
Las sardinas y el vino, los pone el Ayuntamiento, mientras que las patatas las aportan los niños de Pareja, con los beneficios de la rifa del Jovelardero. Los concejales Ricardo Fernández, Inocente del Río, y el alcalde de Pareja, Javier del Río participaron de la tradición. “Queremos agradecer la participación de todos los vecinos en el carnaval de Pareja, especialmente de los más pequeños que van continuando con las tradiciones locales como la del jueves lardero, y que en un buen número participaron también en el concurso de disfraces organizado para ellos”, decía ayer Del Río.