Lo que yo haría con el Mercado de Abastos de Guadalajara

Decía el otro día el responsable de Ciudadanos en Guadalajara y portavoz en Castilla La Mancha, Alejandro Ruíz que es necesario abrir un debate para encontrar, entre todos, “una solución al Mercado de Abastos de Guadalajara”.

Hace más de 15 años tuve la suerte de visitar por dentro y por fuera el Mercado de La Boquería, en Barcelona : más de 2.500 metros cuadrados y 300 puestos de distintas nacionalidades ofreciendo una gran variedad de productos gastronómicos convierten a este mercado en una visita obligada para compradores particulares, comercios y restaurantes, y cómo no, para innumerables grupos de turistas que pululan al igual que las abejas en el panal de rica miel…

Nuestras bisabuelas, abuelas y madres iban los martes-en el caso de Guadalajara- a hacer la compra a la plaza, a la plaza de abastos, al mercado de abastos. El de Guadalajara data de 1887, el arquitecto municipal Mariano Medrade de la Fuente fue el padre de la criatura y poco más de 20.000 duros de la época, salieron de las arcas públicas para costear y sufragar las obras.

Hoy día, nosotros vamos al Mercado a otra cosa. En los últimos siete años han surgido por la geografía española, al calor de la gastronomía de proximidad, los nuevos Mercados.

Los mercados de abastos de las capitales de provincia se están reinventando para adaptarse a las nuevas tendencias sociales. Cada vez más proliferan los Street Food Market o los llamadas gastromercados, antiguos mercados de abastos remodelados que se rinden a la creatividad, al ocio y a la cocina más vanguardista. Los mercados se han convertido en lugares y espacios vivos donde las presentaciones, catas, degustaciones, show cooking y coctelería de diseño conviven con eventos culturales o incluso, actos solidarios.

En el Mercado de San Miguel, o en el de San Antón, o en el de Moncloa, o el de San lldefonso de Madrid o en tantos otros, se puede, además de hacer la compra diaria, ir a comer, hacer el afterwork, cenar o tomar unas tapas. Al uso tradicional de estos mercados hay que añadir hoy día el denominado ocio gastronómico, ya que se ofertan productos gourmet, (es necesario abandonar la falsa creencia de producto gourmet o selecto… con un alto precio) que se pueden degustar y disfrutar de ellos in situ y, además, llevártelos a casa. Estos mercados se están convirtiendo en una excelente alternativa para disfrutar del vermú de mediodía y las cañas del domingo.

Ostras de Arcachon a 1 euro y champagne Moët Chandon a 1,5 euros la copa es solo un ejemplo de lo que la mayoría de los mercados de abastos hoy día están ofertando al público.

Guadalajara tiene un gran escaparate de productos agroalimentarios autóctonos de gran calidad, que pueden convertirse en un gran atractivo para el visitante en general y el turista en particular, como por ejemplo unas delicias como el espárrago de Yunquera, la morcilla de Sigüenza, el cordero o cabrito de Jadraque o Cogolludo, las trufas y setas de Molina, las nuevas cervezas artesanales, el prestigioso vino de Cogolludo, el lacón de Mondéjar, los chorizos de Atienza, el aceite de oliva extra de Loranca, etc, etc, Todo ello acompañado de presentaciones y talleres sobre, por ejemplo, panadería artesanal o nuevos cortes de carne (impartidos por la Asociación profesional de estos gremios en Guadalajara).

En definitiva, como se puede colegir, de lo que se trata es de convertir el Mercado de Abastos de Guadalajara en un auténtico espacio vivo, versátil, donde el público y el turista, además de comprar, vaya a disfrutar, a comer, a relajarse y a dejarse seducir… por el ocio gastronómico.

En los tiempos que nos ha tocado vivir, tan importante como el contenido y fondo de las cosas, es la forma.

Una vez diseñado el contenido, toca que hablemos del continente. Los grupos políticos actuales del ayuntamiento de Guadalajara deben de tener altura de miras suficiente, y no ser cicateros a la hora de dotar el presupuesto para conformar el nuevo Mercado de Abastos de Guadalajara.

Para ello, hay que configurar el Mercado de Abastos, como una acción integral, tal y como se hizo con el Eje Cultural de Guadalajara.

Acción integral que arquitectos y urbanistas tienen que diseñar en dos planos : en el edificio propiamente dicho, ampliándolo, si fuera el caso, y en las calles aledañas y accesos, para facilitar el acceso tanto a viandantes como a turismos y autobuses, haciendo agradable el paseo al peatón y facilitando el aparcamiento a vehículos grandes y pequeños.

Ahí queda mi humilde aportación sobre lo que yo creo que debería ser el nuevo Mercado de Abastos de Guadalajara. Como se suele decir, grano no hace granero…. pero ayuda al molinero.