Cielo despejado, pero algo más de fresco de lo que es habitual en estas fechas a eso de las ocho de la tarde, mientras se iba conformando, poco a poco, la caravana festiva. Las peñas más madrugadoras tomaban posiciones en las inmediaciones de la Avenida de Madrid para comenzar el desfile que iba luego a concluir con el chupinazo en la Plaza Mayor.
Hasta allí se desplazaban siete carrozas que, ordenadamente, se colocaban en fila para comenzar el recorrido. La primera, la de la reina y las damas, juveniles e infantiles. Radiantes de felicidad, repartían caramelos a diestro y siniestro. A ambos lados, Protección Civil de Sigüenza, y agentes de Policía Local de Sigüenza y de Guadalajara, y también los concejales del Ayuntamiento y su alcalde, José Manuel Latre, echando una mano, en este caso para abundar en la seguridad del multitudinario desfile.
Detrás, los peñistas y sus cientos de disfraces y colores. Colegialas, flamencos, escoceses, trogloditas, un globo aerostático… y tantas, o más, charangas que carrozas, de manera que a partir de las ocho y media, la algarabía era casi tan grande como las dos torres de la catedral. VER UN MOMENTO DEL DESFILE.
A la hora convenida, que el jolgorio nada tiene que ver con la puntualidad seguntina, se iniciaba el movimiento de la gran comparsa hacia la Plaza Mayor. Detrás, y según Protección Civil, cerca de 3.000 personas, en uno de los desfiles de fiestas más multitudinarios que se recuerda. Ya daba la sombra en la calle Madrid, mientras en lo alto, las almenas del Castillo relumbraban con ese brillo dorado, tan bonito y tan seguntino.
Poco a poco, las carrozas se iban acercando a su destino, haciendo sonoras paradas para que los peñistas bailaran a sus anchas. A lo largo del kilómetro que llegó a ocupar la caravana festiva, se podían escuchar todos los sones imaginables, incluidos, naturalmente, los de la dulzaina y el tamboril. Carlos Blasco, el pregonero del pasado viernes, hacía música en la calle, como tanto le gusta. Seguro que en algún momento se acordó de José María Canfrán.
Continuaba la caravana por las calles de Villaviciosa y del Cardenal Mendoza, hasta llegar a la Fortis Seguntina. Igual que el Castillo, sus piedras brillaban con las últimas luces de la tarde, recibiendo, como encendidas por dentro, lo que estaba por venir. Pasadas las nueve de la noche, la primera carroza llegaba a la Plaza. A continuación, las otras seis. Poco a poco el corazón de Sigüenza se llenaba para presenciar el chupinazo.
Reinas y damas se encaminaban, vestidas de blanco, hacia la balconada del Ayuntamiento, adonde también se dirigían los peñistas representantes de las dos formaciones que acompañado el pregón: Los Increíbles y El Tropezón. Boris, representante de los primeros, calificó las fiestas de San Roque como “las mejores del planeta”, y se enorgulleció de que Los Increíbles formaran parte de su inicio, junto a la reina y las damas. “Espero que todos viváis una fiestas inolvidables”, dijo, y tuvo el detalle de mencionar a todos los seguntinos que no van a poder disfrutarlas este año, enviándoles también sus mejores deseos, antes de que, acompañado por otra de las integrantes de Los Increíbles, juntos dieran los vivas a San Roque, a la Virgen de la Mayor, a Sigüenza y a las peñas. VER INCREIBLES.
Tomaron la palabra a continuación los veteranos de la peña el Tropezón. Enrique, su representante, recordó que el Tropezón celebra este año su cincuenta aniversario. “Desde su creación, en 1967, nuestra peña ha sido un marco de convivencia y de amistad entre todos sus miembros pero también un instrumento para contribuir con su participación al éxito de las fiestas seguntinas”, dijo.
Además, el representante recordó a los miembros de su peña que “ya no están con nosotros a los que mantenemos vivos en el recuerdo”, antes de proclamar los cuatro vivas. Bárbara Bussons, la reina de las fiestas, que está disfrutando de lo lindo estos días, cogía el micrófono a continuación para hacer lo propio, antes de que el alcalde de Sigüenza, José Manuel Latre, prendiera la mecha al cohete anunciador de lo mejor de las fiestas de San Roque y de la Virgen de la Mayor. Su estallido encontró el eco de miles de personas en la Plaza Mayor. Sigüenza, ya está de fiesta. VER MOMENTO DEL CHUPINAZO. Acompañando a los seguntinos en el inicio de sus fiestas estuvo el senador Juan Antonio de las Heras, entre otras personalidades.