Las mociones tienen una determinada importancia en el juego democrático de los municipios y la mayoría de las propuestas buscan tener un impacto directo en la vida de la ciudad. Por lo tanto, viene a mejorar o a solucionar los problemas reales del municipio.
Quiere esto decir que aprobar una moción equivale a adquirir un claro compromiso para ejecutar lo acordado, poniendo el gobierno municipal el mayor esmero y dedicación en la tramitación administrativa correspondiente de los cuerdos aprobados en el Pleno y que se ejecuten en concordancia por la mandatado por este órgano decisorio.
Sin embargo, el gobierno municipal de Blanco no lo entiende así. Es constatable que en lo que llevamos de legislatura se han adoptado muchos acuerdos plenarios, a raíz de las distintas mociones presentadas por los grupos municipales, sin que tengamos información alguna acerca de los pasos dados para su cumplimiento o grado de ejecución.
Por esta razón nuestro grupo presentó el pasado mes de julio una moción para conocer el estado de ejecución, seguimiento y transparencia de las distintas mociones aprobadas en Pleno. A día de hoy, sólo se ha celebrado una comisión en la que los ediles con responsabilidades de gobierno apenas conocían el estado en el que se encontraban cada una de ellas. Inaudito.
De los otros dos acuerdos a los que se refería el texto sobre el compromiso de publicar en el Portal de Transparencia de la web municipal una relación de todas las mociones aprobadas en el Pleno, clasificadas y agrupadas por concejalías competentes y/o afectadas, así como el nombre del grupo proponente y especificando los detalles fundamentales sobre las mismas tales como: plazo previsto de inicio, cuantía presupuestaria estimada, posibles incidencias, departamento municipal responsable, contactos mantenidos con la administración competente para que ejecute los acuerdos, etc., nunca más se supo. Y todavía se atreven a decir que son un gobierno transparente.
Las mociones presentadas al Pleno de la Corporación son el instrumento fundamental para hacer efectivas las funciones de control, fiscalización y crítica diligente de la oposición, cuyo ejercicio garantiza el debate y la calidad democrática municipal, generando confianza y demostrando transparencia en el servicio que presta a la ciudadanía.
Cuando son aprobadas, esos acuerdos se convierten en actos administrativos cuyo cumplimiento debe garantizar la Alcaldía, porque según la normativa vigente, “el Alcalde debe hacer cumplir las ordenanzas y reglamentos municipales, ordenar la publicación, ejecutar y hacer cumplir los acuerdos”.
Además de ser una obligación legal, el cumplimiento de los acuerdos plenarios es un acto de responsabilidad y respeto a la ciudadanía. En consecuencia, esos acuerdos no pueden reducirse al simple hecho de aparecer en un acta.
Es necesario y exigible que el gobierno municipal asuma el compromiso de respetarlos mediante el cumplimiento de lo aprobado. Cumplir supone también una oportunidad para la eficacia en la gestión pública, rentabilizando el trabajo y esfuerzo de los grupos municipales en beneficio del interés general que es lo que debería primar.
Lamentablemente, en Azuqueca de Henares incumplir las mociones aprobadas en pleno es ya una práctica habitual del gobierno de Blanco.