comenzando por los orificios nasales, pasando por los ojos, rodeando el cerebro y bajando por la boca antes de bifurcarse en la garganta? ¿Y que los golpes que el pico picapinos da en el tronco son los más rápidos y potentes de los pícidos y se oyen a más de medio kilómetro de distancia? ¿O que el arrendajo se posa cerca de hormigueros para que estos insectos suban a su plumaje y segreguen ácido fórmico, que lo mantiene perfecto y limpio durante todo el año? ¿Y que las grullas llevan 55 millones de años en la Tierra, emplean más de 90 gestos y sonidos diferentes y tienen tres rutas migratorias?
Todo esto y más es lo que el fotógrafo David Jerez descubre al público curiosoen la exposición ‘Yebes 100% natural’ que hasta el próximo 14 de enero se puede visitar en la Sala de Arte del Centro Cultural de Valdeluz. Un recorrido visual por las aves más representativas que habitan en el término municipal de Yebes. Desde el bosque mediterráneo a la llanura cerealista. Aunque ni son todas las que están ni están todas las que son. El resultado de un concienzudo trabajo de campo hecho en estos dos últimos años y medio. De muchas horas a la intemperie. Pasando frío y calor. A la espera de captar ese instante único. Irrepetible. Escenas que se repiten de forma periódica. Que están ahí, a dos pasos. Y que casi siempre pasan desapercibidas al ojo humano. “Porque esa vorágine en la que estamos metidosimpide que nos detengamos un momento a mirar y admirar lo que sucede a nuestro alrededor. Basta con prestar un poco de atención. Para apreciar ese mundo fascinante, de colores y emociones. De belleza en estado puro”, advierte este fotógrafo aficionado.
El resultado son un conjunto de imágenes de una increíble plasticidad. Que conmueven e impresionan. Capturadas en el instante preciso. Claro que inmortalizar la tierna mirada del carbonero común (Parusmajor) o el vuelo fastuoso de una pareja de milanos reales (Milvusmilvus) no es fruto de la casualidad. Requiere de una metodología de trabajo tan disciplinada como tenaz. Que no consiste solo en un buen camuflaje. Ni tampoco en armarte de paciencia, una cualidad imprescindible para cualquier fotógrafo de naturaleza que se precie. David Jerez no es un especialista en ornitología ni biología. Pero sabe de lo que habla. “Es necesario conocer los hábitos de cada especie. Los lugares que frecuenta en cada momento del día, sus costumbres y el ecosistema en el que se desenvuelve”, explica. Y eso no siempre es una garantía. Porque captar la imagen que te ronda por la cabeza equivale en ocasiones a semanas enteras tirando fotos. A tener que efectuar más de 2.500 disparos.
En la soledad del bosque, David Jerez se hace acompañar de su cámara EOS Canon 5DS R. Al lado, los variopintos objetivos y luces que emplea en cada momento. “Y los muchos cacharros de diferente utilidad que tengo listos para cada ocasión”, añade. Eso sí, huye del Photoshop como de la peste. Sus fotografías no saben de arreglos ni composturas. En este asunto se proclama todo un clásico. “Desde el momento que decides retocar o distorsionar una imagen, empiezas a perder esa parte documental, la esencia de la foto que quieres transmitir. Si la modifico, ¿cómo puedo garantizarle al espectador que lo que está viendo es real?”, se pregunta. Aunque bombero de profesión, es tanta la pasión que siente por la fotografía que no le importa trabajar sobre pedido. Para cualquiera de las tres agencias con las que colabora: dos internacionales (Getty y Naturimages) y la Agencia Española Fototeca 9x12.
Fotógrafo de naturaleza especializado en paisaje, macrofotografía, vida salvaje y, en los últimos años, fotografía de autor, David Jerez tiene claro qué es lo que da sentido a su obra. “Que no es sino la conservación de esas especies y espacios únicos que se están perdiendo cada día que pasa. Sin darnos cuenta. Un daño irreparable que hay que detener como sea”, opina. Conciencia y sensibilización. De casta le viene al galgo. Fue su padre el que le enseñó cuando era un niño que una cámara puede congelar para siempre momentos que solo acontecen una vez. Que es tanto como ser capaz de parar el tiempo.