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Este fin de semana se han cumplido veinte años desde que se instituyera en Almonacid de Zorita la fiesta de las ‘Aguedas’. Y para conmemorarlo, Rosa Ruiz González, una de las almorcileñas que ha estado presente en todas ellas, se postulaba para ser elegida alcaldesa por un día. El resto de las presentes en el salón de plenos del Ayuntamiento, ratificaron su nombramiento por aclamación, y aun más teniendo en cuenta que Rosa fue la primera alcaldesa de las Aguedas cuando la villa almorcileña recuperó la celebración en 1998.
El origen de esta celebración en Almonacid es una costumbre que se pierde en el tiempo. Cuando un niño o niña venía al mundo, una comitiva municipal, acompañada por el cura del pueblo, le recibían, como nuevo vecino de la villa, en su casa, con la imagen de Santa Agueda. Este fin de semana ha hecho veinte años años que el Grupo de Baile de Almonacid rescató la costumbre de vivir esta fiesta, de la mano de unas clases de folklore tradicional, de cantes y bailes. Igualmente se organizó un taller de costura en el que se confeccionaron los trajes típicos, que todavía hoy lucen las águedas almorcileñas.
Fue ayer sábado, a partir de las seis y media de la tarde, cuando Elena Gordon, alcaldesa de Almonacid, le cedía el bastón de mando de la villa almorcileña. Siempre animosa, Rosa deseaba para la fiesta, “que lo pasemos bien, que no se pierdan las tradiciones y que vayamos a más”. Su predecesora, Martina Ortega, tomaba la palabra para anunciar que este año se llevará a cabo en el mes de mayo un encuentro de encajeras en Almonacid. Todas las presentes ofrecieron su apoyo. VER ELECCIÓN Para terminar el acto de la cesión del bastón de mando, las presentes compartieron unos bollos, perrunillas, pestiños, mantecados y pastas de almendras, con vino dulce, allí mismo, en el Ayuntamiento de Almonacid.
Después de que esta noche empezara a llover, e incluso que a lo largo del día hayan caído de manera intermitente copos de nieve sobre Almonacid, la celebración almorcileña ha podido más que el temporal. “Para Santa Agueda, como se apague la vela, el invierno por venir”, cuenta el dicho local, así que, como también soplaba viento del Norte, parece que este año no se irán fácilmente ni el frío ni las nubes, algo que sin duda agradecerá el sediento campo alcarreño.
El grupo los Kalaberas de Guadalajara, que también amenizan con sus dulzainas las Aguedas almorcileña desde el mismo año de la recuperación de la
fiesta, salían desde la puerta del Ayuntamiento para recoger, como mandan los cánones, a la alcaldesa, Rosa Ruiz. Lo hacían desafiando la lluvia y la nieve.
El paseo musical llevó a los guadalajareños hasta la puerta de casa de Rosa, en el calle del Trinquete. Los sones de gaitas y los redoblantes, fundían la helada mañana almorcileña. Delante de los músicos, con su bastón, iba Rosa Ruiz. La comitiva engalanó musicalmente el centro de la villa almorcileña, a pesar de que en algún momento hizo falta el paraguas. Formaron, como cada año, parte del recorrido, las calles del Olmillo, de la Virgen de la Luz, Natalio Gumiel, Plaza del Ayuntamiento y calle de Cervantes hasta llegar a la Plaza de la Iglesia.
El pasacalles terminaba en la Iglesia de Santo Domingo de Silos. La misa la ofició el párroco local, José María Rodrigo, y la presidió una imagen de Santa Agueda, adquirida por la parroquia en los primeros años de la recuperación. Después de la Misa, la celebración se trasladó hasta el Casón de los Condes de Saceda, donde hubo un aperitivo ofrecido por el Ayuntamiento, en el que, a cubierto, las águedas bailaron a sus anchas la música de los Kalaberas. Por último, el Hostal Los Arcos ha acogido la comida de fraternidad, de la que han participado cuarenta personas. Las Aguedas