Jesús Romero triunfa en la becerrada de Fuentenovilla
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REDACCION
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redaccionguadanewses/9/9/19
lunes 21 de mayo de 2018, 00:41h
Jesús Romero, un chaval de sólo catorce años, cortó ayer dos orejas y el rabo de Pantera, el becerro que le tocó en suerte, en el festejo taurino celebrado en la Plaza de San Isidro de Fuentenovilla. Se convirtió así en el gran triunfador de la tarde, junto a Carlos de María, su compañero en la Escuela Taurina de Guadalajara, que cortó dos orejas. Presidió la alcaldesa de la villa alcarreña, Montserrat Rivas.
La terna de becerristas la completó Alejandro García, de la Escuela José Cubero Yiyo, de Madrid, oriundo de Fuentenovilla. Los aspirantes a torero iniciaban el paseíllo, desde la Plaza Mayor de la villa alcarreña, a la vera de la Picota, hasta el coso de San Isidro. Lo hacían precedidos de la Banda de Música local, que, una vez más, amenizaba las celebraciones del pueblo. Después de ocupar su sitio en la plaza, a lo largo de toda la tarde, desplegaron su mejor repertorio de pasodobles, “algo que les agradecemos nuevamente, así como su trabajo a lo largo de todas las fiestas”, valora Rivas.
Los tres becerros que se lidiaron correspondían a la ganadería de José María López, de Estremera. “Me voy contento de Fuentenovilla. Los novillos, al principio, han sido mansitos, pero a partir del tercio de banderillas se han venido arriba. Me voy satisfecho. El mejor de todos, el último”, afirmaba el ganadero, que estuvo presente en la plaza, refiriéndose precisamente a Pantera.
El primer becerro, de nombre Traperón, le correspondió en suerte a Carlos de María. El chaval, de 18 años y vecino de Loeches (Madrid) estuvo bien con el capote; entregado. A continuación se vieron tres buenos pares de banderillas, de los que De María estaba particularmente satisfecho: “he estado rotundo”, decía. Finalmente, con la muleta, el becerro se dejó más por el pitón derecho, por el que el becerrista consiguió ligar alguna serie de mérito. Con la espada, pinchó a la primera, por dejarse la mano atrás, pero lo enmendó con una buena estocada a la segunda, pese a que necesitó descabello. “Esta profesión es la más bonita que hay en este mundo. No me he visto como me hubiese gustado, porque aspiro a más, pero no he estado mal. Y con la muleta me he sentido bien, aunque el novillo tuviera lo suyo”, decía ayer en Fuentenovilla.
En segundo lugar toreó el fuentenovillero Alejandro García. Le correspondió lidiar a Rejonero, un becerro complicado. Al chaval, voluntarioso, le pudo la bisoñez en el que fue su debut como becerrista en su pueblo. La lidia del animal nesitaba de mucho conocimiento de los terrenos, y de cierta técnica, por lo que se vio desbordado. Sin embargo, tuvo constancia. Con buen corte y buena planta, quiso correr la mano y el público lo arropó en todo momento. “Estoy muy agradecido por el cariño que me ha mostrado mi pueblo esta tarde. Hay que ir poco a poco, y yo estoy muy nuevo. Toca aprender para seguir en el toreo”, decía con nobleza.
Cerró plaza Jesús Romero, que cortó las dos orejas y el rabo a su enemigo, Pantera. El chaval estaba en una nube, después de cuajar una faena magnífica. “Vengo de Villanueva de la Torre. Mi abuelo tenía una gran afición, y mi padre fue matador, así que, desde siempre he tenido los toros en casa”, contaba ayer. De ahí le viene la afición. Del día de ayer, se quedaba “con todo, estoy sin palabras”.
El cuaquier caso, destacaba su “estocada y el par de banderillas”. Su actuación le inyectó una dosis extra de moral y aún más ganas de seguir en el toreo y darlo todo. Para el villanovense, la de ayer fue su cuarta becerrada. Pantera empezó manso, pero el chaval supo imponer su poderío y su técnica para que el novillo se acabara entregando. Destacó un quite vistoso al alimón, de los chicos de la Escuela Taurina de Guadalajara. Cuanto terminó la lidia, el narrador, David García, y los chicos de Espectáculos Mota hicieron las delicias de los niños en la Plaza de San Isidro con el encierro infantil.