Los barrios seguntinos ya están pensando en hacer acopio de cantueso o “sanjuanera”, como le llaman a la planta, de romero y de tomillo, de ramas de chopo y de rosas para fabricar los Arcos de San Juan, y darle, con la celebración, la bienvenida al verano.
Esta Fiesta de Interés Turístico Provincial, por su sentir colectivo y por la especial individualidad que adquiere en Sigüenza, es junto a la de San Vicente, en enero, una de las más esperadas y bellas del año, y sin duda la que más gusta a los mayores. Además, tradicionalmente todas las residencias de Sigüenza elaboran un arco cuya fabricación hace especial ilusión a los abuelos, al tiempo que también les motiva para llevar a cabo sus terapias ocupacionales.
Los barrios de Sigüenza, en el corazón de la ciudad medieval y también los nuevos, agrupan a sus vecinos en el propósito común de construir con sus manos el arco más bonito de la ciudad, que luego valora un jurado. La víspera de San Juan, con los mimbres referidos, una mesa con faldas de seda y un retrato del Bautista, cada barrio participante, suelen ser entre ocho y diez, hace su altarcillo, o Arco de San Juan.
El día anterior, o el mismo temprano, se va al pinar a recolectar las sanjuaneras y otras hierbas aromáticas, cuando va cayendo la tarde, se cortan los chopos y, al abrigo de la noche, se roban las rosas, porque tienen que ser robadas, es lo que manda la tradición. Nadie sabe cuándo empezó, pero todos los vecinos recuerdan con cariño esa parte de su infancia donde se pasaban días pidiendo "una pesetilla" (ahora, con los euros, lo que se pide es "una limosnilla") para el Arco de San Juan. Con el dinero recogido, se organiza para todos un chocolate que se toma la noche de San Juan. Si sobra, se merienda al día siguiente.
La chavalería se viste, ellas de sanjuaneras y ellos de lo que sea, pero con bigotes y patillas de carbón. Las coplas y las jotas suenan hasta las tantas. Cada uno de los arcos es digno de visitar. Todos hechos del color y los olores de la primavera que se acaba. Siempre fue además la costumbre que esa noche las mozas recibieran rosas o cardos, según el criterio de los mozos.
Los arcos son preciosos. Cuando baja el sol, se colocan las rosas que adornan los arcos. Al fondo, una colcha de ganchillo, sobre ella, la imagen de San Juan, y debajo un pequeño altar con un mantel sobre el que se depositan las limosnillas que consiguen los niños en la calle. Cuando está decorado, delante se ponen unos cardos enormes, de más de un metro, elemento recuperado de la tradición festiva, y se prepara una hoguera con la que se alimenta el sol que anuncia la llegada del verano en el solsticio. Cuando pasa el jurado se le invita a limonada. Y cuando se marcha, se celebra la llegada del solsticio con una cena en la calle. El soniquete de la jota castellana anima a bailar a los seguntinos en plena calle. Algunos arcos tienen por costumbre tejer una alfombra de pétalos de rosa que representa al Bautista.
En el registro del Ayuntamiento ya está abierto el plazo para presentar las candidaturas. En el concurso de Arcos pueden participar todos aquellos barrios que presenten su inscripción antes del día 22 de junio, viernes, a mediodía. Cada arco inscrito debe comunicar su ubicación para que el jurado pase a visitarlo en tiempo y forma. Hay tres premios, tres tablas artesanales para los tres primeros arcos, y una gratificación para todos los barrios participantes de 60 euros.
La visita de jurado, que componen miembros de diferentes asociaciones seguntinas, se realizará en la tarde del día 23 de junio, a partir de las 18:30 horas. El fallo y la entrega de premios esta prevista para ese mismo día, a partir de las 23:00 horas en la Plaza Mayor. A partir de las 23:00 horas está anunciada la actuación de la Rondalla Seguntina. Al término de los bailes y gala de entrega de premios, se prende la hoguera para ahuyentar a los malos espíritus. Los más valientes, la saltan.