Santa Librada fue la patrona de la diócesis de Sigüenza desde que en el siglo XII el obispo de origen aquitano Bernardo de Agén, quien liberó la ciudad del dominio musulmán en 1124, trajera sus reliquias con el fin de servir como fundamento espiritual y litúrgico de la Catedral. Siempre se la ha venerado con puro respeto y gran devoción, como así lo atestigua la existencia del hermosísimo retablo dedicado a la Santa con motivo de cuya restauración tiene lugar el concierto. Además, la restauración se ha completado en un año memorable para la Catedral, al cumplirse el 850 Aniversario de su Consagración y sólo unos días antes de que la ciudad celebre el evento 'Sigüenza abraza su catedral'.
Desde 1961 la diócesis de Sigüenza-Guadalajara tiene como patrona a la Virgen María en el misterio de su Asunción. Hasta entonces, Santa Librada, virgen y mártir, había sido la patrona del histórico Obispado de Sigüenza durante casi 800 años. El Obispo Lorenzo Bereciartúa Balerdi (Bidegoian, Gipuzkoa, 1895 - Pamplona, 1968) decretaba que la Asunción de María fuera la fiesta patronal de la diócesis, con lo que se perdía una larga tradición de entrañable, devoto y cariñoso patronazgo que había abarcado ocho siglos.
En el concierto, el Coro Aula Boreal de Bilbao y la Orquesta Pro-Arte de Madrid, dirigidos por Daniel Garay recorrerán un período de tiempo de más de siglo y medio en que la música sonó en la “Fortis Seguntina” festejando y alabando a Santa Librada con gran pompa y solemnidad. Los espectadores (entrada libre) van a tener la oportunidad de escuchar música conservada en su totalidad en diversos manuscritos que se custodian en el Archivo de Música de la 'Fortis Seguntina', que han sido estudiados, y en algunos casos, en parte, musicalmente restaurados por el profesor y musicólogo Patxi García Garmilla. Por lo tanto, las obras que integran el programa del concierto están referenciadas archivísticamente como E:SIGc. En las normas RISM (Répertoire International des Sources Musicales) referentes al archivo de manuscritos musicales, la "E" designa a España, "SIG" a Sigüenza y "c" a la Catedral. Los dos números subsiguientes indican, respectivamente, el nº de carpeta y el nº de ítem dentro de la misma. Para llevar a cabo sus minuciosos estudios de estos tesoros sonoros que guarda la catedral, el equipo de García-Garmilla ha contado con la total colaboración de Felipe Peces, canónigo archivero de la Catedral, “quien nos ha ayudado de manera encomiable en el transcurso de nuestra investigación”, afirma el profesor.
El concierto sucede a uno primero, que acontecía hace ahora justamente un año, cuando la Catedral de Sigüenza tuvo el privilegio de escuchar música inédita de tres de sus maestros de capilla, que lo fueron a lo largo de los siglos XVIII y XIX. La Fortis Seguntina recuperaba así el sonido de partituras compuestas hace doscientos años. El concierto lo patrocinan el Cabildo Catedralicio, la Fundación Ciudad de Sigüenza y el Ayuntamiento de Sigüenza.
El programa del concierto de 2018
La primera obra del concierto es el motete O felix Liberata (nº1) de Salvador de Sancho Iturmendi (Medinaceli, Soria, ca.1687 - Sigüenza, 1754), obra concebida según un modelo inspirado en la polifonía renacentista española, quizás más arcaizante en algunos aspectos que la italiana, pero siempre llena de temperamento y emotividad. Salvador era hijo del también músico Lucas de Sancho López (Morón de Almazán, Soria, 1662 - Medinaceli, Soria, 1712) y desempeñó el magisterio en la colegiata de Santa María de la Asunción en Medinaceli entre 1717 y 1725, año en el que fue elegido como maestro de capilla en la catedral seguntina, puesto que mantendría hasta su muerte en 1754, aunque los últimos once años de su vida no pudo ejercer en el cargo a causa de una larga enfermedad de cuya gravedad él mismo era consciente, por lo que redactó un extenso testamente que dejó en manos de Antonio Carrillo de Mendoza, deán de la catedral, confiando en su cristiandad y buen hacer.
Los oficios de vísperas estaban generalmente dedicados a la Virgen, a diversos Santos y a las mayores festividades del año litúrgico, incluyendo el Corpus y la Navidad. Constaban de salmos, himnos y antífonas en las que se intercalaban diversas oraciones y plegarias. Las Vísperas de Santa Librada tienen como obras cantadas dos salmos (Laudate pueri y Nisi Dominus), un himno (Jesu corona Virginum) y una antífona (Gloriosum Sanctae Liberatae Triumphum). Juan Lorenzo Muñoz Sánchez (Ariza, Zaragoza, 1760 - Sigüenza, 1838) compuso música para diferentes oficios de vísperas. Fue discípulo de Acacio Garcilópez y maestro de capilla entre 1782 y 1832, dedicando los últimos seis años de su vida a labores de tesorería en la catedral. “El principal problema al que nos enfrentamos a la hora de estudiar su obra es el deficiente estado de conservación de la mayoría de los papeles, muchos de ellos de baja calidad; la escritura musical, en ocasiones de difícil lectura, y la pérdida de la mayoría de las partes instrumentales asociadas a las voces. Ha sido el caso de estas Vísperas de Santa Librada (nº2), en las que hemos debido añadir las dos partes de violines, verdadero motor de la obra del mismo modo en que sucede con la Misa Nunc dimittis de Andrés de Algarabel y las monumentales Vísperas de Acacio Garcilópez que pudimos escuchar el año pasado igualmente en la Catedral de Sigüenza”, explica García Garmilla.
Sin duda, Francisco Antonio Corral Escolano (Ariza, Zaragoza, 1820 - Sigüenza, 1886) puede ser considerado como el gran maestro de capilla de la Catedral de Sigüenza por la calidad y cantidad de su producción musical. Corral fue infante de coro en la Catedral de Sigüenza bajo la dirección del maestro de capilla que le precedió, Urbano Aspa Arnao (Sigüenza, 25 mayo 1809 - Fuencaliente de Medinaceli, Soria, 29 agosto 1884). Con el panorama de una Catedral empobrecida y sin capilla de música tras las sucesivas desamortizaciones de 1836 y 1841, Francisco Corral se enfrentó a la tesitura de tener que partir prácticamente de cero y recuperar el esplendor de antaño. Tanto por su trayectoria vital como por su ingente producción musical, cumplió con creces el objetivo, hasta el punto de que puede considerársele el gran maestro de capilla de la 'Fortis Seguntina' y un compositor de referencia de la España decimonónica. A juzgar por las plantillas existentes en sus composiciones, donde figuran habitualmente dos violines, dos trompas, dos clarinetes, flauta, fliscorno, dos figles, bombardino, contrabajo y, con frecuencia, una parte de órgano obligado, no cabe duda de que este maestro fue capaz de reunir un grupo instrumental más que notable para la época, siempre acompañado de solistas vocales y un, más o menos nutrido, coro a cuatro voces capaz de equilibrar el contingente instrumental. Y no sólo trabajó como compositor, sino que también fue importante su aportación en el terreno de las obras teóricas sobre la práctica del canto gregoriano.
Los Gozos a Santa Librada Virgen y Mártir (nº3) están escritos a tres voces (soprano, tenor y bajo). La obra consta de un estribillo para el coro y una copla para el terceto solista, repitiéndose nuevamente el estribillo desde la llamada. La letra de las coplas muestra un ingenioso guiño españolizante, no exento de matices de gracia e improvisación que recuerda a los procedimientos literarios empleados en algunos textos de los villancicos de los siglos XVII y XVIII, siguiendo la antigua tradición catequizante popular.
Siguen en el concierto, a modo de intercalación instrumental, los Cuatro intermedios para orquesta al 2º Salmo de la Nona (nº4), obras breves de estructura ternaria A-B-A que explotan con ingenio los recursos orquestales limitados de que disponía el maestro. Destaca el carácter de obertura sinfónica del tema A de la primera de ellas, el melancólico solo de figle de la segunda, el diseño “rossiniano” de la tercera y el patetismo del tema A de la última, “cuyo tema B hemos debido componer libremente por faltar los últimos papeles de esta obra, buscando un tema en el tono relativo mayor, a fin de que contrastara con el tema A”, señala el profesor.
De estructura análoga a las Vísperas de Juan Lorenzo Muñoz, las Vísperas de Santa Librada (nº5) de Francisco Corral nos muestran una alternancia de versos musicados y otros declamados en salmodia pura. Al igual que en la obra de Muñoz, la salmodia en el Laudate pueri está encomendada al tenor y puede destinarse en el Nisi Dominus al barítono. Estructuralmente, los salmos siguen una alternancia de coros con solos, dúos y tercetos solistas. Del himno, los solistas cantan a dúo las estrofas impares y el coro, las pares. La antífona final se encuentra en el archivo seguntino con una sigla aparte, pero se agrega con la mayor naturalidad para completar brillantemente estas Vísperas. Destaca su solo central para la voz de contralto, más dramático, como paréntesis al carácter espontáneo y desenfadado, ebrio de alegría, que preside toda la obra. “Unas excelentes vísperas, sin duda”, valora García Garmilla.
La última obra de Francisco Corral en el programa del concierto son unos nuevos Gozos a la Gloriosa Virgen y Mártir Santa Librada (nº6), escritos ahora a cuatro voces, con un patrón idéntico a los Gozos del nº3, es decir, estribillo para el coro y estrofa a dúo de soprano y tenor solistas, para volver al estribillo mediante la llamada. “Un digno broche al conjunto de obras de Corral seleccionado para este programa”, añade.
Alejo Martínez Aparicio (Sigüenza, 17 de Julio de 1832 - Sigüenza, 22 de Febrero de 1896) sustituyó a Francisco Corral al frente del magisterio seguntino con gran brillantez. Era contrabajista de la capilla y un músico con una sólida formación, por lo que mereció toda la confianza de su predecesor. Su Antífona de Santa Librada a solo de contralto (nº7) es una obra que sorprende por la variedad de texturas que explora en un corto intervalo de tiempo, que contribuyen a forjar un colorido especial a mitad de camino entre la estética rossiniana y la canción de salón.
Antonio Cándido Buldain Erice (Larráinzar, Navarra, 1865 - Sigüenza, 1905) era organista de la Iglesia Pontifical de Madrid cuando opositó en 1896 a la plaza de maestro de capilla de la catedral de Sigüenza. En las noticias de sociedad del periódico El País Diario Republicano Progresista del 4 de septiembre de 1865 se da cuenta de que el maestro Buldain acompañó al piano varias piezas de violín y canto durante un concierto que tuvo lugar en el Casino Republicano de la villa madrileña. En la oposición seguntina derrotó a cinco adversarios: Bernabé Mingote, organista de Tarazona; Felipe Cristóbal López, profesor de música del Colegio de Huérfanos de la Guerra de Guadalajara; Calixto Salvador Lozano Martínez, de Molina de Aragón; Tomás Castejón, organista del Santo Sepulcro de Calatayud y Manuel Herrera de la Hoz, maestro de capilla de la catedral de Ávila. Los Gozos a Santa Librada (nº8) constituyen una obra llena de alegría y colorido, escrita para tres voces: soprano, tenor y bajo. Comienza con una amplia introducción orquestal a la que se agrega el coro con el tema principal para completar el estribillo. La copla, a solo de soprano, es una pastorela muy dulce y sentimental, encabezada también por un pasaje instrumental que presenta el tema melódico. Enlaza con el estribillo desde la señal de llamada, cerrándose así la forma ternaria característica.
La última obra del programa es del maestro catalán José Andreu Figuerola (Tarragona, 1872 - Tarragona, 1952), director de la Banda Municipal de Música de Sigüenza allá por 1912, autor de la Enciclopedia Musical o Guía del Opositor para los aspirantes a músico de bandas militares, así como de otros métodos para tocar diversos instrumentos de viento. El 22 de julio de 1907 obtiene la plaza de maestro de capilla venciendo en la oposición a Jesús Bucho Dapuy, quien ya había dirigido también la Banda seguntina, y al ya mencionado Tomás Castejón. El 15 de noviembre de 1919 solicitó su dimisión del cargo para ocupar el magisterio de la Iglesia de los Padres Jesuitas de Huesca. Compuesto en 1908, el Himno o Gozos a Santa Librada (nº9) está escrito a una única voz para hombres y mujeres. Es un himno que cumple con todos los requisitos propios de una pieza de este tipo: bella melodía fácil de aprender, modulación intermedia al tono de la dominante y estructura ternaria A-B-A, con la parte central a solo de soprano, acompañada por el órgano. “Un final memorable para la ciudad de Sigüenza y un merecido homenaje a la patrona de la diócesis que lo fue durante ocho siglos”, termina el musicólogo.