A continuación se reproduce, por su evidente interés informativo, el editorial del diario ABC en su edición de Sevilla.
Andalucía es más que la Junta
Una de las consecuencias de la dilatada etapa de gobierno del PSOE en Andalucía, que roza ya cuatro décadas, es la confusión entre lo institucional y lo partidista, de forma que no es fácil discernir dónde empieza la Junta y dónde acaba el PSOE.
Los sucesivos gobiernos socialistas han fomentado de forma deliberada esta indeterminación, consolidando en el imaginario autonómico la errónea impresión de que las críticas a la gestión de la Junta de Andalucía son ataques a la comunidad autónoma.
Una andaluza que ha fraguado como dirigente política lejos de su tierra, Inés Arrimadas, pone el dedo en la llaga al criticar en una entrevista que hoy publica ABC el empeño de la presidenta Susana Díaz en patrimonializar la imagen de Andalucía, un afán que compara con la estrategia del nacionalismo catalán. «Los partidos nacionalistas se creen que Cataluña es suya, y que si los criticas estás criticando a Cataluña. No, perdone. Si yo critico la gestión del PSOE estoy criticando al PSOE, no a nuestra tierra», afirma la portavoz nacional de Ciudadanos. No es casual que esta confusión conceptual se registre —con los matices diferenciales que implica el nacionalismo— en dos comunidades autónomas que han estado gobernadas por un mismo partido durante décadas.
Criticar las deficiencias crónicas de nuestra comunidad autónoma o los abusos cometidos desde la Junta no sólo no significa atacar a Andalucía sino que, muy por el contrario, es la mejor forma de defenderla. En la sociedad andaluza sobran palmeros mantenidos por dádivas públicas y faltan voces críticas comprometidas con el progreso de la comunidad. El PSOE pretende hacer creer que Andalucía es la Junta y que la Junta son sus votantes, pero Andalucía es mucho más que eso: es una tierra que tiene derecho a salir de una vez de su marasmo.