Decía el otro día el que fuera durante muchos años embajador de España en China, Eugenio Bregolat, que cuando el pasado 6 de julio Donald Trump impuso aranceles a 34.000 millones de dólares de importaciones chinas en bienes que incorporan tecnologías industriales no lo hizo por el temido déficit comercial de su país, sino por el miedo y la preocupación que tiene EEUU al crecimiento galopante del PIB de China y sobre todo, al rápido progreso que China está teniendo en alta tecnología.
No en vano, Trump impidió la compra de la empresa estadounidense Qualcomm, con sede en San Diego, California, por Broadcom, con base en Singapur, una operación valorada en 142.000 millones de dólares, frustrando de esta manera la que hubieses sido la fusión tecnológica más grande de la historia. La razón que dio la administración estadounidense es que esta operación podría dar ventaja a China en móviles 5G.
La preocupación de EEUU por el rápido progreso tecnológico de China llega a tal punto, que Washigton está estudiando la posibilidad de impedir el acceso al mercado de las telecomunicaciones a la empresa China Mobile, el mayor operador del mundo de móviles, con más de 800 millones de abonados.
Cambiando, aparentemente de tema, el otro día tuve la oportunidad de escuchar varias cosas interesantes en la sede del omnipotente y todopoderoso Google, en la madrileña Torre de Picasso. En una de las tres plantas de la Torre en las que Google se asienta en España, me contaron que la moda de los Smart Speakers (Altavoces inteligentes) había llegado para quedarse.
Me contaron también que estos mayordomos o asistentes virtuales funcionan con nuestra voz. El aparato en cuestión es un altavoz (parece un dedal grande, del tamaño de la sirena móvil que se pone en el techo de los coches de policía camuflados) con micrófono incorporado y que a través de Wifi o blueetooth se conecta o pone en funcionamiento los dispositivos que tengamos conectados en nuestra casa, tales como televisión, radio, persianas automáticas, luces, cafeteras, etc.
Cada uno de los tres grandes, Google, Apple y Amazon, (aunque también, y en menor medida Samsung o Baidu) han lanzado al mercado su propio Smart Speaker : Google Homme, Apple Home Pod y Amazon Echo.
Estamos asistiendo y vamos a asistir al “boom de los asistentes inteligentes”, ya sea en los smartphones y sobre todo en nuestras casas, en nuestros hogares, es lo que llaman “el nuevo boom de la voz” (los traumatólogos y fisioterapeutas comienzan a constatar ya el descenso de las lesiones en los tendones, especialmente en los extensores del pulgar y el menor número de casos del síndrome “del túnel carpiano”, que provocaba escribir con los dedos en un dispositivo tan estrecho como el móvil).
A estas alturas del año, según me informan en Google, ya se han vendido en todo el mundo más de 500 millones de unidades de altavoces inteligentes y me aseguran que será el regalo más vendido en estas navidades.
Bienvenida sea la nueva tecnología que nos hace la vida más fácil y más cómoda. A golpe de voz, podemos encargar que nos traigan la comida a casa o saber qué tiempo va a hacer en Alicante el próximo fin de semana.
Pero a nadie con dos dedos de frente se le escapa, que de una manera o de otra, al comprar un altavoz inteligente, estamos metiendo en casa…“un espía”.
Y es que estos asistentes domésticos no solo registran las órdenes que les damos con la voz sino que también pueden grabar las conversaciones privadas e íntimas que tengamos en nuestra casa.
Y si no, tal como lo denunció la BBC, que se lo digan a una pareja de Oregon. que recibió la llamada de un compañero de trabajo de uno de ellos, que se extrañaba, porque no paraba de recibir mensajes en su teléfono móvil de audios sobre conversaciones que estaba teniendo esa pareja… en su casa.
O como el jueves pasado publicaba una revista alemana, que un usuario de Alexa en Alemania solicitó un archivo con sus datos personales y le mandaron 1.700 grabaciones de audio de conversaciones en el salón, la ducha y en el dormitorio de un extraño, de alguien que no conocía…
Aunque no podamos imponer aranceles a las importaciones de China como hace Trump, visto lo visto...si podemos tener cuidado
con quién invitamos a entrar a nuestra casa…