El próximo día 2 de febrero, fiesta de la presentación de Jesús en eltemplo de Jerusalén, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la VidaConsagrada. Todos los días del año, pero de un modo especial en estajornada, los bautizados somos invitados a contemplar el testimonio evangélico de quienes, seducidos por el amor de Dios, lo han dejado todo paraconsagrar sus vidas al Señor y al servicio de su Reino.
Como nos recuerda el papa Francisco, los consagrados, con su estilo de vida, consus gestos y palabras, “imitan más de cerca y hacen presente continuamente en laIglesia la forma de vida que Jesús, supremo consagrado y misionero del Padre parasu Reino, abrazó y propuso a los discípulos que le seguían”.
Este año, con el lema “Padre nuestro. La vida consagrada, presencia del amor deDios”, se nos quiere recordar que los consagrados son un testimonio viviente dela presencia de Dios en todos los lugares y circunstancias de la vida. Gracias a laentrega generosa de miles de consagrados en todo el mundo, el amor de Dios esconocido, celebrado y vivido por millones de hombres y mujeres.
Cada consagrado, con su oración, trabajo y donación de la propia existencia, esun anuncio permanente de que Dios nos ama a todos sus hijos con entrañas demisericordia. El ofrecimiento de su tiempo y de su vida a Dios y a sus semejantespor parte de los consagrados confirma su propósito de compartir el amor con todoslos seres humanos. De este modo se convierten en puenteentre Dios y los hombres para que el amor divino reineen el mundo.
En la sociedad actual, herida por tantas infidelidades,sufrimientos y egoísmos, los consagrados salen cada díaal encuentro de niños, jóvenes, adultos y mayores, paracurar heridas, para recordarnos la cercanía de Dios y paramostrarnos que Él escucha, acoge y acompaña nuestraperegrinación por este mundo porque, a pesar de nuestrospecados e infidelidades, nos ama sin condiciones.
Con el fin de acompañar a los consagrados de nuestradiócesis y dar gracias a Dios por su testimonio deoración, entrega y amor en medio de las dificultades yproblemas del momento, os invito a los sacerdotes y a losrestantes miembros del Pueblo de Dios a participar en lacelebración de la Eucaristía que, Dios mediante, presidiréel próximo día 2 de febrero, a las 12 horas, en la Catedralde Sigüenza.
Con mi sincero afecto y estima, feliz día del Señor.
Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara