En un festejo de rejones celebrado precisamente en el vigésimo tercer aniversario de que el gran Manuel Vidrié, maestro del toreo a caballo, el 11 de septiembre de 1986, inaugurara la plaza. Solano se fue de la villa almorcileña con tres orejas y un rabo, y Galán con dos orejas y rabo.
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Los dos caballeros que actuaron ayer en La Coqueta de Almonacid de Zorita, Pencho Solano y el joven Daniel Galán, salieron por la puerta grande el mismo día, un 11 de septiembre, que un grande del rejoneo, como Manuel Vidrié, inauguró la plaza, pero del año 1986. Lo hicieron con novillos de la ganadería Campo Bravo, de Brihuega, tres de ellos, segundo y tercero, excelentes. Presidió el festejo el alcalde de Almonacid, José María Cañadillas, asesorado por Pedro Antonio Cañadillas, aficionado local, e impulsor de la fiesta en su tierra.
En una tarde fresca para lo que va de mes de septiembre, y ventosa, hasta que dieron las seis de la tarde, como si el aire hubiese querido ceder paso al festejo, abrió plaza Pencho Solano, con tres cuartos largos de entrada. El cartagenero cortó una oreja a su primero, después de una meritoria faena a un novillo que tenía poco motor, y dos orejas y el rabo a su segundo. “Ha sido un toro complicado, que no veía por el ojo izquierdo y que se paraba”, valoraba el de Cartagena después de una primera actuación en la que sacó lo que tenía al novillo con que se inició el festejo. Alegre, como es él, hizo innumerables guiños al público, que se los aplaudió y apreció en su justa medida. “Me gusta que la gente se levante de sus asientos”, decía el torero a este respecto. Solano estuvo certero con el rejón de muerte, lo que le valió la oreja, con petición de la segunda. El rejoneador sacó de salida a Moreno, en banderillas a Tomatito; se enfrentó de poder a poder con el novillo con Chocolate y, por último, mató a lomos de Arrogante.
Rompió Solano en el segundo, con un toro que se dejó “en el que he podido mostrar una parte de mi repertorio, que es lo que me gusta, arriesgar y arrimarme mucho al toro”, señalaba. Cañadillas concedió, tras fuerte petición, las dos orejas y el rabo. “Me llevo un recuerdo imborrable de Almonacid”, terminaba el rejoneador.
En su primero de la tarde, Daniel Galán se sintió torero a lomos de su cuadra. El chaval le puso ganas y entusiasmo, “en una plaza y ante una afición que me han dejado disfrutar del novillo, sobre todo en el tercio de banderillas”, señalaba el de San Sebastián de los Reyes tuvo la mala fortuna de pinchar con el rejón de muerte y atascarse en el descabello. En el tercio de salida, Galán montó a Cubano, “un caballo que me da mucha confianza a la hora de clavar de frente”, después a Mohicano, que “le anda de costado al toro”, a Chanel, con el que puso una excelente banderilla al quiebro, y a Farruquito para matar.
Galán confiaba en triunfar en el segundo, como así fue. El novillo tenía misterio, pero el rejoneador se sobrepuso desde el principio de la faena. “He podido con él, y he tenido la suerte de cortarle el rabo”, señalaba. Lo mejor de su faena, según el propio caballero, fue su labor en banderillas, “clavando al estribo y dejándome llegar al toro”. El rejoneador, para quien el de ayer era su cuarto festejo, se fue radiante de felicidad de Almonacid, con dos orejas y rabo. Así, los dos caballeros, Solano y Galán, salieron por la puerta grande de La Coqueta, el día de su aniversario. Los trofeos los entregaron la reina, dama y caballero de las fiestas de Almonacid.
Cuando terminó el festejo, Adrián Domínguez, concejal de Festejos, dio las gracias a Almonacid por la presencia en las gradas y en general por el desarrollo de las fiestas que van llegando a su fin, pidió disculpas por los errores que se hayan podido cometer este año y que “solucionaremos al que viene, con la experiencia”, y dio también las gracias a los voluntarios que están colaborando con el desarrollo de las fiestas, con una mención especial a Protección Civil.