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La Villa de Almonacid de Zorita celebró en la tarde de ayer la fiesta de San Sebastián, que es el patrón del Ayuntamiento almonacileño. A partir de las siete de la tarde, el párroco local, José María Rodrigo, oficiaba la ceremonia religiosa en Ermita de la Virgen de la Luz. La presidió, como es costumbre, la talla en madera del mártir cristiano en Roma, obra reciente, puesto que la original de San Sebastián se perdió en la Guerra Civil.
Desde tiempos inmemoriales, San Sebastián es el patrón del Ayuntamiento de la villa alcarreña. Existe rastro documental de una cofradía del Santo a partir del año 1678, tanto en el archivo parroquial como en el municipal. Y, aunque aquella hermandad desapareció, lo que sí conservan los almorcileños es la fe en San Sebastián y el respeto por la tradición de la celebración.
Antiguamente, este día de enero tenía cierta relevancia en Almonacid, puesto que los miembros de la Cofradía del Santo se reunían en la Ermita a renovar sus cargos y a celebrar su sesión religiosa, y repartían luego a todo el que quería acercarse una caridad, consistente en cañamones, bollos y vino.
San Sebastián nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano. San Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, el emperador lo condenó a morir. Los soldados lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, dándolo por muerto. Sin embargo, sobrevivió y se presentó de vuelta ante un emperador desconcertado, reprochándole enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir. Tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en una célebre catacumba que lleva su nombre.
Ayer, en representación del Ayuntamiento, acudían a la ceremonia religiosa, el alcalde de Almonacid, José María Cañadillas, y la concejala Beatriz Sánchez. La Rondalla de Almonacid engalanó la ceremonia con una bonita Misa Cantada, en la que destacaron, como siempre, las voces de Eva Parra y de Tole, además del excelente sonido de la cuerda del grupo. Cuando terminó la celebración religiosa, e invitados por el Ayuntamiento, los vecinos de la Villa que se acercaron, compartieron un aperitivo en el Casón de los Condes de Saceda.