Investigadores de la Universidad de Alcalá alertan sobre la llegada de una tormenta solar que puede afectar a la Tierra en las próximas horas

Una de las regiones activas del Sol, la región conocida como 11429, muestra una especial actividad en las últimas horas, en concreto, ha emitido una intensa llamarada solar y una eyección coronal de masa que pueden dar lugar a una tormenta solar que impactará contra la Tierra en las próximas horas, aumentando la dosis de radiación recibida, produciendo problemas en las telecomunicaciones, posicionamiento GPS e incluso quemar transformadores de las centrales eléctricas más cercanas a los polos magnéticos terrestres.

Las llamaradas solares liberan una energía equivalente a 10 millones de bombas de hidrógeno en unos pocos minutos. Las eyecciones coronales de masa pueden expulsar hasta 10.000 millones de toneladas de material solar a velocidades que pueden alcanzar los 4 millones de km/hora (1.000 metros por segundo). El impacto contra nuestro planeta suele ser brutal.

La posibilidad de anticipar el comportamiento del Sol tiene una enorme relevancia, no sólo científica, si no también económica. Efectivamente, las tormentas solares liberan una enorme cantidad de energía que pueden provocar problemas a los satélites que orbitan alrededor de la Tierra (hasta llegar a inutilizarlos), poner en peligro la seguridad de los astronautas que se encuentren en el espacio, e incluso, provocar importantes cortes eléctricos en la superficie terrestre.

La misión Solar Orbiter, en la que participa Javier Rodríguez-Pacheco tiene como objetivo tomar muestras e imágenes del Sol desde una cercanía jamás alcanzada: la sonda será lanzada en 2017, y viajará 1.000 millones de kilómetros, a lo largo de aproximadamente tres años, hasta situarse a una distancia casi cuatro veces inferior a la que tiene la Tierra del Sol, y más próxima a nuestra estrella que el propio planeta Mercurio.

Además de poder predecir el comportamiento solar, tiene también como misión observar cómo son los polos del Sol, algo imposible desde nuestro planeta, y gracias a ello conocer algo más sobre su misterioso interior que nos ayude a anticipar su actividad.

Solar Orbiter lleva a bordo dos tipos de instrumentación: telescopios que miran al Sol tras un escudo térmico que los protege de las elevadas temperaturas y radiaciones, y detectores que se encargarán de tomar muestras de la materia que expulsa el Sol.

Esta misión constituye un hito para la investigación espacial española, pues, además de Rodríguez-Pacheco, el investigador del IAC y del INTA, Valentín Martínez Pillet es co-Investigador Principal de otro de los instrumentos científicos de la misión. El proyecto que lidera Rodríguez-Pacheco consiste en desarrollar un instrumento, denominado Energetic Particle Detector (EPD), que tendrá como objetivo la detección de las partículas de más alta energía emitidas por nuestra estrella. Estas partículas son la que entrañan mayor peligrosidad ya que, al llegar al entorno terrestre, aumentan considerablemente las dosis de radiación ambiental. EPD está compuesto por cinco sensores más la Unidad de Control, distribuidos por distintas partes de la sonda. Cada uno de los sensores está especializado en la detección y análisis de un tipo de partículas y energías específico. Además de España, en el desarrollo de EPD están involucrados distintos países: Alemania, Finlandia, EEUU, y Corea del Sur.