Unos minutos antes de la una de la tarde, sonaban, en Cogolludo las campanas de la Iglesia de Nuestra Señora, Santa María de los Remedios. Ya por fin sin limitaciones de aforo, salvo la distancia de seguridad necesaria en los bancos, y con una de las primeras procesiones, concretamente la tercera después de las de San Miguel y El Pilar, que han podido celebrarse en su integridad desde la llegada de pandemia, la villa serrana ha celebrado su fiesta patronal en honor a San Diego de Alcalá, santo protector ante las pandemias, al que los fieles le profesan gran fe.
Esta devoción tiene su origen a finales del siglo XVI, cuando se declaró la peste en Flandes. Los famosos Tercios Españoles trajeron aquella pandemia a España desde allí, entrando por Cantabria, y extendiéndose de norte a sur por todo la península. Después de producirse más de mil muertes en la villa serrana, la llegada del cuerpo incorrupto de San Diego de Alcalá a Cogolludo, coincidió con un descenso drástico de los casos, por lo que se le nombró patrón de la villa.
Desde entonces, todos los años en la fiesta de San Diego, se hacen las roscas de este santo, la población se reúne en la iglesia de Santa María en la celebración de la misa y su imagen sale a hombros de los fieles. Ayer, la procesión resultaba doblemente emotiva, por ser la tercera, después de las vividas en los días de San Miguel y en el Día de la Hispanidad, que podía salir a las calles de la villa serrana.
La procesión bajó por la calle de Juan de Mingo, hasta la Plaza Mayor, donde la imagen, a hombros de los fieles y precedida por el portador del cetro de la cofradía, siempre un representante del Ayuntamiento, y ayer Rafael Pérez, daba una vuelta completa, antes de regresar a Santa María de Los Remedios, por el mismo trayecto. Amenizó musicalmente la celebración una parte del coro de la parroquia, puesto que, por ser sólo fiesta local, muchos de sus integrantes no pudieron acompañar la celebración.
Y, después de la fiesta religiosa, el Ayuntamiento invitó a los vecinos de la villa a rosca del santo previamente bendecida por el párroco local, Mauricio Muela, acompañada de vino y otras bebidas.
Este año, la bendición y el convite se realizaban en el patio de armas del palacio de los Duques de Medinaceli. Por la tarde, la Asociación de Mujeres de Cogolludo y el Ayuntamiento invitaron a un chocolate con rosca en la cafetería terraza de Elvira.
La historia del patronazgo
Traída de Flances por los tercios españoles, en febrero de 1599 se declaró la peste en Segovia, y desde la ciudad castellana llegó a Cogolludo, siendo la clave de su expansión el ir y venir de los arrieros con sus mercancías. Regía la villa ducal de Cogolludo don Juan De la Cerda y Aragón, VI duque de Medinaceli. El VI duque fue embajador en Alemania en tiempos de Felipe III. En el verano de 1599 falleció la primera mujer de peste. Fue la primera víctima mortal de otras muchas que siguieron. Murieron más de mil personas, un tercio de la población de la villa, llegando a enterrarse a varias personas en la misma fosa.
El Concejo tuvo que tomar medidas drásticas, como cerrar las 5 puertas de la muralla, para impedir así impedir que entraran o salieran personas de la villa. Desesperados, los vecinos de Cogolludo pensaron en el auxilio divino.
Entre los muertos figuraba Fray Fonte de la Cruz, fundador del convento de carmelitas descalzos de nuestra señora del Carmen. En la villa había otro convento de frailes Menores de San Antonio de la orden franciscana de San Francisco. Su presidente, Fray Juan Cortes fue decisivo para que se trajera el cuerpo incorrupto de San Diego de Alcalá desde Alcalá de Henares a Cogolludo, para ver si de esta manera se aminoraba el número de muertos.
El día 12 de noviembre de 1599, llegó la comitiva a la Villa y ese mismo día comienza a remitir la enfermedad.
El día 15 de noviembre de 1599 se reunió, a campaña tañida, el Concejo abierto. De aquel día, en el archivo de Cogolludo, se conserva la siguiente acta:
“a quinçe días de el mes de nobienbre de mill e quinientos e nobenta e nuebe años… el ayuntamiento de común de la villa de Cogolludo e lugares de su Tierra e beçinos della.”
dixeron:“Que por cuanto Dios Nuestro Señor, a sido serbido por los muchos pecados de castigarles con una tan grande enfermedad contagiosa a secas, aviendo faltado por muerte en esta villa en zinco meses mill personas y más, y en la Tierra más de quatroçientas personas…”
“…acordaron tomar como Patrono y en particular DEBOTO al Glorioso Sant Diego; para que en estos tienpos de tanta necesidad y afliçicón y en los venideros, por su intercesión les libre de semejantes travaxos; y ansi luego prometieron de que esta villa e logares de su Tierra e beçinos della, que al presente son y adelante fueren asta la fin del mundo guardarán e solenizarán el día del Glorioso Sant Diego.”
Esta se la razón de que aún hoy en Cogolludo, se celebre el día de “San Diego de Alcalá” “asta la fin del mundo” como consta en el documento del 15 de noviembre de 1599 donde se proclamó a San Diego como Patrón de la villa.
El patrón de Cogolludo tiene su propio romance, escrito por María Rosa Fernández de Frías.
ROMANCE DEL MILAGRO DE SAN DIEGO (Mª Rosa Fernández de Frías)
En el año 1599 verán,
el milagro que ocurrió, se lo vamos a contar.
Por aquel año, señores, la peste llegó hasta acá
y la muerte hacía estragos en toda la vecindad.
Unos frailes franciscanos han oído hablar,
de milagros de San Diego y a cuántos ha curado ha.
Como aquí la peste avanza, cada día más y más,
Nosotros a por San Diego hemos de ir sin tardar.
Emprendieron el camino, no sin gran dificultad,
ya que es mucha la distancia de Cogolludo a Alcalá.
Día y noche caminaron, apenas sin descansar,
ya que del Santo esperaban el milagro aquí al llegar.
Y así fue como San Diego, apenas quiso llegar,
en el 12 de noviembre a todos pudo curar.
El pueblo con alegría no cesaba de alabar
a este gran Santo, San Diego, por estar curados ya.
Las puertas, todas cerradas, se fueron abriendo ya
y los vecinos del pueblo no cesaban de aclamar.
Y no solo Cogolludo, sino muchos pueblos más
que colindan con nosotros sintieron milagro tal.
En la casa franciscana y en su iglesia que hoy no está,
pusieron allí a San Diego con toda solemnidad.
El pueblo aclama a San Diego y el Ayuntamiento va
y, sin tardanza, a Concejo a todos hace llamar.
Proponen, y así se aprueba, que a San Diego de Alcalá
por Patrón de esta villa han desde ahora tomar.
Y así, un 12 de noviembre, 400 años ha,
queda por Patrón San Diego haciendo constancia tal.
Y después de tantos años, muchos transcurridos ya,
aún se sigue celebrando hasta por siempre jamás,
esta fiesta tan querida por toda la vecindad
a nuestro excelso patrón San Diego de Alcalá.