En 2015 nadie apostaba por Netflix, sin embargo, ahora es raro quien no tenga una suscripción a alguna plataforma de streaming. A ella se le han sumado HBO, Disney+, Apple, Amazon, Filmin, Movistar+, infinidad de opciones que aglutinan miles de horas de producciones audiovisuales que dan lugar a fenómenos llenos de calidad y entretenimiento, los cuales arrasan tanto en los premios televisivos como, incluso, los Oscar. La competición por la atención de los usuarios es una constante en una industria con alrededor de 850 millones de usuarios que vivió su auge durante la pandemia de la Covid-19. Para explicar este fenómeno, Esmeralda Serrano, profesora del departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá, aborda sus características y, también, como parte de su línea de investigación, la adaptabilidad de estas plataformas para las personas con discapacidad.
Las razones de la consolidación de esta industria estriban, como explica la investigadora, en “calidad del contenido y posibilidad de crear series y películas ad doc para sus usuarios, lo cual es un factor diferenciador. Además, la posibilidad de ver estas sin anuncios a un precio muy competitivo, aunque, una vez consolidado el mercado y afianzado el cliente, su precio comienza a incrementarse ostensiblemente”. No obstante, la irrupción de la industria ha propiciado grandes premios tanto a nivel televisivo como cinematográfico, ¿de qué manera cambia esto 'las reglas del juego'? “Muy positivamente, puesto que la producción de películas y series, es decir, la producción cinematográfica, comienza a democratizarse. Además, Internet posibilita, por antonomasia, la globalización; ayudando a eliminar o mitigar las barreras lingüísticas y culturales. Un buen ejemplo de ello es la gran difusión y acogida de series coreanas –como El juego del calamar– en una cultura tan distinta como la nuestra”.
¿Quién elige lo que vemos?
“Desde que en 2005 despegaron las estructuras IPTV en España, nuestro país se ha convertido en uno de los mercados más dinámicos del continente europeo, junto con Francia e Italia”, señala la autora. “No cabe duda de que estas estructuras empoderan al ciudadano/espectador y pueden generar cambios en los valores, creencias, comportamientos, conocimientos e incluso habilidades en las personas a quienes van dirigidos. Pero es el individuo el que debe cuestionar el actual sistema en el que convive y seleccionar o definir propuestas de estructuras morales, sociales, económicas y culturales que posibiliten el disfrute universal de los derechos humanos y la buena convivencia”.
Sin embargo, no todos son cantos de sirena. Directores de la altura de Martin Scorsese han criticado la acción del algoritmo para dirigir la atención de los usuarios a otros contenidos, en vez de dejar que 'la magia' de la elección esté presente, algo con lo que Esmeralda Serrano no está de acuerdo. “Actualmente vivimos a un ritmo vertiginoso en el cual todos necesitamos, o al menos agradecemos, herramientas que nos faciliten encontrar contenidos desconocidos, pero afines a nuestros gustos. Ahorrándonos tiempo en la búsqueda y en su visualización posterior. Sin embargo, abogo por la existencia simultánea de las salas de cine (es otra experiencia, lo comparto). Pero considero que es decisión del usuario o espectador qué contenido ver, cómo y dónde hacerlo”.
Ante anuncios como el de Meta, la reinvención de la compañía Facebook que toma el camino del metaverso como un mundo en el que lo virtual y lo físico se estrechan para volverse indivisibles, los cambios del sector del ocio pueden ser inimaginables. “Creo que la acción de Zuckerberg ha sido todo un acierto, aunque algunos apunten que es una cortina de humo tras el último escándalo acontecido en la empresa. El futuro de la industria estará encaminado hacia la realidad virtual inmersiva; un buen reflejo de ello es Puy Du Fou España, semi inmersiva y no in inmersiva –la mostrada en una pantalla”.
El acceso a las plataformas por parte de las personas con discapacidad
Esmeralda Serrano estudia en la Universidad de Alcalá el acceso a la información web de las personas con discapacidad, y las analiza punto por punto para concluir si respetan los estándares en igualdad. “Aunque se ha avanzado mucho, hoy en día no existe ninguna plataforma de streaming accesible totalmente. La mayoría de las plataformas existentes están disponibles para asistir a personas con problemas de audición, visión o movilidad, dejando fuera otros problemas. La mayoría de las plataformas de streaming poseen sistemas de escucha asistida, descripciones de audio (ayudan a contextualizar adecuadamente), lectores de pantalla, diseño web adaptable al dispositivo de salida, búsqueda por comandos de voz, atajos de teclado, controles de brillo (sobre todo para dispositivos móviles), controles del tamaño de la fuente, controles de velocidad de reproducción, subtítulos y subtítulos cerrados”.
La profesora va detallando las singularidades de cada plataforma: Prime Vídeo apenas tiene títulos, la autodescripción es su punto débil, aunque posee Fire TV Stick, lo que nos permite ciertas configuraciones de accesibilidad y el banner de texto adaptable. Por su parte, Netflix, fue una de las pioneras en incluir subtítulos y audiodescripción (2015) y es una de las que más recorrido lleva ganado en materia de accesibilidad web. En cuanto a HBO, adolece de organización, apenas existen menús para buscar categorías o contenidos específicos.
Sin haber realizado un estudio exhaustivo, la experta indica que “la menos accesible de las conocidas es HBO. No existen audiodescripciones –aunque se está trabajando en ello en HBO Inclusión– y los subtítulos no permiten la modificación para su adecuación a las necesidades del espectador. Mi experiencia con Netflix, Movistar+ 5S y Disney+ no ha sido del todo mala, aunque aún queda mucho camino por recorrer para lograr mejorarlas hasta el punto de hablar de una accesibilidad total”.
En paralelo, está embarcada en dos proyectos de gran calado. A un lado, el Archivo Covid de la UAH, un proyecto ideado y producido por un amplio colectivo de fotoperiodistas y de profesionales de la fotografía y vídeo documental de todo el país, que nace a modo de cápsula del tiempo y que será conservada y custodiada por la Universidad de Alcalá para hacer visible la crisis y las consecuencias de la pandemia en España. Esta iniciativa sin ánimo de lucro busca convertirse en el archivo de referencia de libre consulta para la ciudadanía, nutrido por miles de fotografías de centenares de profesionales que han retratado el impacto de la covid-19 para ver y no olvidar. La convocatoria para participar, dirigida a fotoperiodistas, vídeoperiodistas y profesionales de la fotografía y vídeo documental, ha reunido más de 8.000 fotografías de cerca de 400 autores de todas las comunidades y ciudades autónomas de España.
El otro está destinado a la inclusión social e inserción laboral: Unidiversidad. Es un Estudio Propio de la Universidad de Alcalá subvencionado al 100% en la convocatoria para el desarrollo de Programas Universitarios de Formación para el Empleo dirigido a jóvenes universitarios con discapacidad intelectual inscritos en el Sistema de Garantía Juvenil (curso 2021-2022) de la Fundación ONCE y cofinanciado por el Fondo Social Europeo, a través del Programa Operativo de Empleo Juvenil (2014-2020).