Guadalajara, escenario de un estudio científico sobre los efectos de la despoblación y repoblación en el medio rural
El Proyecto RENURSE que lidera el CSIC, analiza los efectos de la pérdida de población en el medio rural comparando núcleos habitados, deshabitados y despoblados que han sido posteriormente restaurados.
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REDACCION
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lunes 18 de noviembre de 2024, 13:27h: 04:56
El norte de la provincia de Guadalajara es escenario del estudio científico del Proyecto RENURSE, que analiza los efectos de la pérdida de población en el medio rural en zonas de montaña comparando núcleos deshabitados y repoblados de tres provincias españolas: Guadalajara, Huesca y Navarra. En concreto, en la provincia de Guadalajara se trabaja en las localidades de Campillo de Ranas, La Vereda y en el núcleo en ruinas de Robredarcas, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.
El Proyecto RENURSE (Efecto de la REstauración de NÚcleos Rurales abandonados sobre los Servicios Ecosistémicos: hacia una transición ecológica sostenible del medio rural) está liderado por el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y se desarrolla por un equipo científico multidisciplinar de la Estación Experimental Aula Dei (EEAD), el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA) -ambos también centros del CSIC-, y el Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la Universidad de Zaragoza.
Se ejecuta bajo una óptica interdisciplinar, combinando muestreos ecológicos de campo -suelos, aguas, aves y vegetación- con trabajo cartográfico, encuestas de percepción social y talleres participativos de escenarios de futuro. Este fin de semana se ha avanzado en estos hitos, ya que tuvo lugar en el Centro AN (Arquitectura Negra) de Campillo de Ranas uno de los últimos talleres con representantes de los núcleos en estudio y agentes locales para integrar sus opiniones en las estrategias de acción a seguir, que tienen por objetivo último evitar la despoblación del medio rural.
En Guadalajara se estudia La Vereda, que fue deshabitado en los años 70 e inició su restauración en 1990; Campillo de Ranas, localidad históricamente poblada, y Robredarcas, pueblo en ruinas totalmente despoblado desde los años 60, perteneciente al término municipal de Semillas. La densidad de población en estas zonas es de 3.6 habitantes por km2, extremadamente baja, al igual que los núcleos de las otras provincias en estudio (en Navarra, el Valle del Arce, y en el pirineo oscense, la zona de La Guarguera). En cada una de ellas se comparan tres tipos de núcleos rurales: núcleos activos habitados que nunca fueron despoblados; núcleos que están despoblados
desde los años 60-70 del s. XX y núcleos despoblados en ese mismo periodo pero que fueron restaurados tras su repoblación hace 30-40 años. La selección de las áreas se realizó atendiendo a las necesidades del diseño experimental, que requiere la presencia de núcleos bajo similares condiciones ambientales.
“Las áreas rurales son fundamentales para el desarrollo sostenible global por su aportación a los llamados servicios ecosistémicos a todo el territorio, es decir, los servicios y beneficios que nos aporta a la sociedad, como la producción de materias primas y alimentos, la polinización, la regulación del clima, el agua, el secuestro de carbono o la provisión de espacios naturales para actividades de ocio”, explica María Felipe-Lucia, investigadora del IPE-CSIC. El valor de este proyecto es que trata de aportar evidencia científica sobre los efectos de núcleos que con el tiempo fueron repoblados, ya que hasta ahora los estudios sólo habían medido el impacto en los ecosistemas del abandono rural.
Esta comparación entre núcleos despoblados y restaurados permite evaluar los beneficios y las pérdidas atribuibles a la restauración ecológica, mientras que el núcleo activo que nunca fue despoblado ejerce un papel de doble control. Los objetivos concretos del proyecto son evaluar el impacto del abandono y de la restauración sobre los usos y cobertura del suelo; evaluar las consecuencias de la despoblación y la restauración sobre la provisión de los servicios ecosistémicos, y estudiar alternativas de gestión que permitan una fijación ambiental y socialmente sostenible de la población rural.
Fases del proyecto RENURSE
El proyecto RENURSE comenzó a desarrollarse en 2023 y se alargará hasta mediados de 2025. El primer paso del proyecto fue el análisis cartográfico de los usos y coberturas del suelo tanto en la actualidad como en las décadas de los 50 y 80 del siglo pasado, que representan momentos clave en cuanto a cambio del paisaje. Durante el primer año también se estudió la provisión de los servicios ecosistémicos, como la calidad de los suelos, su formación y fertilidad, la presencia de comunidades de bacterias, hongos e invertebrados edáficos, así como las comunidades vegetales y la avifauna presente en cada núcleo. Por otra parte, y en base a la información cartográfica, se analiza el cambio en la capacidad de almacenamiento de carbono, de producción y calidad de las aguas, de recursos agroganaderos y del riesgo de incendios.
Durante el primer año del proyecto, se realizaron jornadas participativas abiertas al territorio para dar a conocer a la población local los objetivos del proyecto y la metodología empleada, así como para contar con las aportaciones de sus habitantes e integrarlas en el proyecto. Finalmente, para el desarrollo de propuestas de acción que mitiguen la despoblación de estas áreas rurales, el proyecto realiza otras jornadas participativas con los principales agentes de cada zona que permitirán elaborar estrategias de futuro.