Día 24 de febrero. 20:00H. Multicines Guadalajara
LA PATRIA PERDIDA
Dirección: Vladimir Perisic
Reparto: Jovan Ginic, Jasna Djuricic, Pavle Cemerikic
Título en V.O: Lost Country
Nacionalidad: Serbia
Año: 2023
Fecha de estreno: 14-06-2024
Duración: 98 min. Género: Drama
Color o en B/N: Color
Guión: Vladimir Perisic, Alice Winocour
Fotografía: Sarah Blum, Louise Botkay-Courcier, Louise Courcier, Mathieu Giombini
Distribuidora: Surtsey Films
Sinopsis:
Durante las manifestaciones estudiantiles contra el régimen de Milosevic en la Serbia de 1996, Stefan, de 15 años, pasa por la revolución más dura de todas. Tiene que enfrentarse a su madre, cómplice del gobierno corrupto contra el que se levantan sus amigos.
Crítica de Carlos Marañón para CINEMANÍA:
“Deberíamos hacer como con Ceaucescu”, se oye bramar a los testosterónicos adolescentes, abrumados, perdidos en la Serbia de 1996. Más allá de compartir la caída a plomo de un sistema político, la revolución rumana de 1989 y la crisis de una Yugoslavia que en los primeros 90 sobrevive como puede a los rescoldos de un régimen y a la vez al final de una guerra de descomposición de los países que formaban aquel artificioso estado balcánico, no son aparentemente demasiado semejantes. Sin embargo, Vladimir Perisic, director de Ordinary People (2009) y de un segmento del filme colectivo Les ponts de Sarajevo (2014), adopta la vía artística del Nuevo Cine Rumano para retratar esa desilusión creciente, ese sentimiento de culpa por haber estado allí sin mostrarse capaz siquiera de ser realmente consciente de lo que ocurría, en una hipermetropía discreta y brillantemente retratada que ve mal lo de cerca mientras se distrae con los sueños lejanos.
En un intenso y encomiable intento de descifrar el pasado reciente, en las antípodas del estilo orgulloso y expansivo del cine de Emir Kusturica, aunque con la misma presencia fantasmagórica del poder en declive, agónico, de Papá está en viaje de negocios (1985), la película de Perisic, coescrita con la francesa Alice Winocour, que nos descubrió a las cinco hermanas de Mustang (2015), también encierra a otro joven en una cárcel familiar. El sospechoso compromiso político de su madre, amenazado por los vientos de cambio, y el pasado partisano glorioso (y decadente) del abuelo, dos visiones de una patria perdida, como la propia juventud del personaje, son los pesos que hunden al protagonista en una angustia existencial que ni el enamoramiento ni el waterpolo acaban de curar y a la que los fundidos en negro a los sones de una versión amablemente inquietante de La Internacional terminan por ahogar.